LAS CASAS DE MONEDA ESPAÑOLAS EN AMÉRICA DEL SUR
I.- Las Casas de Moneda Peruanas en el siglo XVI
Potosí: El asiento definitivo
Luego de la corta experiencia de acuñación en La Plata, la ceca fue trasladada a Potosí. La noticia más temprana de actividad en la casa de moneda potosina nos la da el virrey Toledo en una carta enviada al rey Felipe II el 20 de marzo de 1574 en la cual le da cuenta del traslado de la fábrica por cuanto en el anterior emplazamiento era difícil conseguir las pastas requeridas para la labor, y concluye su misiva comunicando que la ceca:
"…se ascentó en la Villa Ymperial de Potosí en las casas reales como escribí que se haría, donde se labra y está labrando..." [1]
Es indudable, sin embargo, que la decisión de establecer la ceca en Potosí se tomó en diciembre del año anterior pues, como ya hemos visto, el 20 de diciembre del 1573 al enviar las muestras no hace ninguna referencia pero ya para el 24 los oficiales de La Plata escribieron preocupados al rey por el inminente cambio de ubicación por lo que todos los investigadores coinciden que fue en ese lapso cuando Toledo hizo saber su decisión. [2]
Tan pronto estuvo tomada la decisión el virrey viajo de La Plata a Potosí e inició las gestiones para establecer la fabrica de monedas. Las autoridades de la Villa Imperial estuvieron de acuerdo en utilizar, para instalar la ceca, unas casas construidas para ser almacén de azogue y para ensayes de plata en la parte sur de la plaza del Regocijo, en un lugar llamado "el pedregal", que daba frente a la iglesia matriz. Al tiempo que se tomaba la decisión se ordenaron por cuenta de la Real Hacienda los adobes y demás materiales para la construcción y adecuación del edificio, y se encomendó al alarife Jerónimo de Leto la realización de la obra, poniéndole al lado como asesor al ensayador Alonso Rincón cuya larga trayectoria y experiencia en las cecas ya hemos comentado. [3] Dispuso el virrey que se entregase a Leto el material que necesitaba para la obra, y por una orden de pago expedida en Arequipa el 27 de setiembre de 1575, cuando ya la casa de moneda estaba operando, se sabe que recibió el alarife 8,231 pesos de plata. Durante el proceso de construcción de la fábrica, que en apurada obra solo tomó un mes, se nombraron los oficiales y empleados de ella, algunos de los cuales ya venían desempeñando sus cargos desde el fallado intento de La Plata. Estos primeros trabajadores de Potosí, hasta donde sabemos fueron:
Consideraba el virrey que la producción de
la ceca sería lo único que pondría fin a la circulación de la moneda corriente
y que se conseguiría con ello además de una mejor recaudación del Quinto Real,
un
Aunque la primera hornaza de la ceca estaba lista para el tiempo en que se terminó el edificio y poco después se habían instalado tres hornazas más, las que en teoría podían haber transformado en monedas hasta mil marcos de plata semanales, el primer año de la Casa de Moneda de Potosí fue de muy poca producción. Luego de acuñadas las pastas introducidas por la Real Hacienda, que redujo alrededor de 60,000 pesos, se detuvo la fábrica, contradiciendo esto lo que había supuesto el virrey.
Desafortunadamente para los planes de Toledo, su llamado a los productores de plata no tuvo eco por lo que el 26 de junio siguiente se dirigió nuevamente el virrey a la Real Hacienda comunicándoles que su Majestad había dispuesto que se destinasen seis mil marcos de su hacienda para que no se detuviese la labor de la ceca. Las palabras elocuentes de Toledo fueron:
"…bossotros de la hazienda de Su Magestad de vuestro cargo, pongáis y hagáis poner asta en cantidad de seis mill marcos de plata en rrieles beneficiándolos a costa de Su Magestad según como lo aveís fecho e hicisteis en la partida pasada." [5]
Las herramientas llevadas de La Plata no fueron suficientes. En la probanza hecha en 1575 ya mencionada se indicaba lo que faltaban en la oficina de ensayes, y que de acuerdo a ello eran: Pesos de ensayes; martillos, muelles, bruselas, moldes y copelas. En la fundición hacían falta fuelles, palas y barras de hierro mientras que la oficina de Talla adolecía de limadores, pilas y troqueles. Era más grave aún el hecho de no existir en la ceca un patrón monetario. Lima, por su parte, se negaba a remitir las herramientas que quedaban en su ceca ya inactiva, por lo que fue necesario disponer la fabricación de lo faltante en Potosí, lo cual resultó por la escasez de materiales y mano de obra especializada, en un costo mucho más alto de lo que hubiese sido menester pagar en Lima.
Otro paso decisivo para hacer la ceca operante fue la autorización dada por el virrey el 31 de marzo del mismo año permitiendo la acuñación de piezas de 8 reales en Potosí, para lo cual mandó fabricar los cuños necesarios. Estas monedas de alto valor eran las ideales para la exportación a Europa, y aunque no servirían para solucionar el problema de la plata corriente, sería un incentivo que los productores de plata y los aviadores podrían utilizar para desarrollar el comercio internacional.
La situación cambió a partir de 1575. De una parte ordenó el virrey, por medio de una provisión fechada el 16 de febrero de 1575 al tesorero Iturrieta y sus lugartenientes:
"Póngase en rieles toda la plata que los oficiales reales entreguen en esta Casa de Moneda procedente de la cuarta parte de todas las barras y plata de azogue que metieron a quintar las personas particulares." [6]
La medida de Toledo fue aventurada porque las ordenanza dadas en el Bosque de Segovia para la acuñación en el Perú no contemplaban la fabricación de piezas de ocho reales, y precisamente uno de los cargos contra el tesorero Mendaña de la primera ceca de Lima, como hemos visto, fue por haber acuñado esta moneda sin autorización. Sin embargo Toledo, en su provisión del 31 de marzo dice:
"... por muchas personas a la vez me ha sido pedido e suplicado mande que en la dicha casa de la moneda se labre moneda de reales de a ocho y que para ello se abran las pilas y trojeles necesarios no obstante que en las dichas ordenanzas que están hechas para la casa de la moneda no declara que se hagan los dichos reales de a ocho, atento que en los reinos de España, sin embargo dellas se hacen todas las beces que hay necesidad. Y en la ciudad de los Reyes, donde primeramente se fundó la dicha casa se permitió e mandó por el licenciado Castro, gobernador que fue destos reinos e por la real audiencia que reside en la dicha ciudad, se hiciesen e labrasen como se hicieron e labraron los dichos reales de a ocho, por lo cual e por ser la dicha moneda tan necesaria para las dichas contrataciones, he tenido por bien de mandar como por la presente mando, a Joan de Yturrieta, tesorero de la dicha casa de moneda y al thesorero ques y fuere en adelante en la dicha casa de la moneda, que haga e mande labrar en ella de aquí adelante, hasta que por su Magestad e por mi, en su real nombre otra cosa se probea e mande, reales de a ocho e que para ello pueda abrir e abra el tallador de la dicha casa las pilas e trojeles necesarios..." [7] Para terminar con la incertidumbre de los ingresos de plata a la fábrica, Toledo decidió rematar el cargo de proveedor de pastas por tres años, acto que se realizó el 27 de abril de 1575 adjudicándoselo Juan del Castillo, quien se comprometió a introducir en cada año de su contrato la cantidad de sesenta mil marcos de plata de once dineros cuatro granos, ensayada y marcada para ser transformada en reales. Dos de las tres hornazas de la ceca serían servidas por del Castillo, quedando la tercera para el uso de cualquier persona que quisiera ingresar pastas para su transformación en reales. Calculaban las autoridades del establecimiento que la producción anual de las tres hornazas daría un total aproximado de 600,000. [8]
A fines del año 1575 se habían multiplicado los mercaderes de plata que adquirían el metal en piña de los pequeños productores y lo vendían a la ceca con una ganancia, y gracias a estos antes de terminar el año funcionaban en forma continuada ya no tres sino cuatro hornazas.
El volumen de acuñación hizo posible, ahora si, terminar con la plata corriente no solo en los alrededores de Potosí sino en todo el virreinato. La plata corriente fue entonces fundida, se cobró el quinto real y luego se selló con marcas que había fabricado el mismo Alonso Rincón. Incluso se llegó a mandar uno de los punzones a Tierra Firme para proceder a la fundición en el extremo septentrional del virreinato. Un aspecto interesante desde la perspectiva de la historia social es la presencia de esclavos negros en la fábrica, y el régimen al que estaban adscritos. El 8 de agosto de 1575 para asegurar que la producción alcanzase las necesidades del reino, se dispuso que se comprasen "cuatro esclavos y las herramientas necesarias", con fondos de la Real hacienda, para que operasen la cuarta hornaza. Poco después se aclaró que el mantenimiento de los esclavos no correría por cuenta de la Real Hacienda sino por los operadores de las hornazas.
La tesorería de Joan de Iturrieta terminó en 1576, año en el que fue reemplazado por Alonso López de Barriales, antiguo ensayador de barras de las Cajas Reales de la Villa Imperial. Por la misma época tiempo se produjo el cambio de ensayador, saliendo Alonso Rincón e ingresando como tal Joan Ballesteros Narvaes, quien permaneció en el cargo directamente o por medio de tenientes hasta entrada la segunda década del siglo XVII. Aunque la fecha exacta del cambio no la conocemos, una carta fechada en Potosí el 3 de noviembre de 1576 por el licenciado Ravanal a Su Magestad referente a una discrepancia entre Rincón y López de Barriales en la forma de hacer los ensayes, nos sitúa cronológicamente. En ella Ravanal indica:
"... desto
huvo quejas de particulares ante don Francisco de Toledo Visorrey destos reynos
y differencia entre Alonso López, ensayador de las barras que agora es
thesorero de la Casa de Moneda y Rincón que hera ensayador de la dicha casa y
el uno decía que era falso el ensaye del otro y el otro el del otro porque el
ensayador de las barras ensaya contando cada dinero de ley de docientos
maravedís que los doce dineros de la ley llega a dos mill y quatrocientos de
ley, y Rincón, ensayador
Se entiende del texto de Ravanal que para el tiempo en que escribe la carta ya Rincón no era el ensayador de la ceca, y aunque en adelante no se sabrá nada más sobre el primer ensayador de las tres cecas iniciales del Perú, es posible que su alejamiento haya estado relacionado a las discrepancias con López de Barriales.
El nuevo ensayador de Potosí, Joan de Ballesteros Narvaes, había sido proveedor de pastas de plata en la ceca de Lima en su primera época, y ya se encontraba trabajando en la fábrica potosina en 1575 durante la visita que se realizó al establecimiento. [10]
La gran producción de monedas potosinas con la inicial "B" de Ballesteros Narvaes y algunas referencias posteriores dan pie para suponer con bastante certeza que éste ensayador se mantuvo en el cargo hasta 1586, cuando fue reemplazado por Juan Alvarez Reinantes, pero por alguna razón en el mismo período se encuentran monedas marcadas con las iniciales "M" y "L" las cuales corresponden a ensayadores cuyos nombres no conocemos, siendo la mejor explicación, para la escasez de estas piezas, que correspondan a ensayadores que operaron como tenientes de Ballesteros durante las ausencias de éste. Esta hipótesis se sustenta de un lado en el hecho de que volvió Ballesteros a trabajar con tenientes cuando más adelante fue nombrado titular del cargo de ensayador de la ceca y de otro que en las piezas que llevan las mencionadas iniciales estas están grabadas sobre la "B" de Ballesteros o llevan una "B" grabadas sobre ellas, lo que mostraría una modificación de cuños al cambiar de ensayador. Además en el aspecto estilístico, las monedas con las dos iniciales misteriosas corresponden a la época anterior al nombramiento de Álvarez Reinantes.
[1].- A.G.I. Sección V. Audiencia de Lima. Lima 29: El virrey Toledo a S.M. Lima, 29 de marzo de 1574. [2].- Cunietti-Ferrando, Arnaldo. Documentary evidence for La Plata and Potosí. Coinage of the Viceroyalty of El Perú. Ed. Freeman Craig Jr. New York 1989. La carta de la Audiencia la publicó Roberto Levillier. La Audiencia de Charcas. Correspondencia de Presidentes y oidores. I.I. p.423. [3].- A.G.I. Patronato 190. f.11. [4].- Datos contradictorios encontramos en Medina (1919) cuando afirma que " habiéndose puesto en subasta el oficio de Tesorero y no ofreciéndose por el más de cinco mil pesos, el virrey nombró para que lo sirviese y entablase la casa a Juan Lozano Machuca." En una nota al pié de página cita el autor que un interrogatorio presentado por Lozano Machuca en el cual se confirma que recibió el encargo de tesorero del virrey, pero luego indica "debo si prevenir que, según otra fuente, el primer tesorero de la casa habría sido Pedro de Alvarado, soldado de la conquista de Chile. Confirma este antecedente el hecho de que con los herederos de Alvarado siguieron pleito los oficiales reales para que repusiesen a la dotación de la casa ciertos negros que se habían comprado para ella y que Alvarado había "consumido". Lo más probable, en vista de estos antecedentes, es que Alvarado sucediese a Lozano Machuca en la dirección de la Casa.". [5].- Archivo de la Casa de Moneda de Potosí. (en adelante A.C.M.P.) . Libro Real de provisiones 1571-1578. Cajas Reales. N°30.. [6].- Archivo Nacional de Bolivia. ( en adelante A.N.B.) Audiencia de Charcas, Minas 133. N° 4. [7].- A.N.B. Audiencia de Charcas, Minas M.133 N°4.f.61-63. [8].- Cunietti-Ferrando, Arnaldo. 1988. Ob. cil. p.63. [9].- A.G.I. Charcas 16. Lic. Ravanal a Su Magestad. 3. noviembre 1576. [10].- A.G.I. Justicia 463. Residencia al lic. Sanchez de Paredes. fol. 86v.
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