I. CATEGORÍAS.
Libres [y semilibres]. La producción mesopotámica no se basó en
la mano de obra esclava. En todo tiempo los habitantes de Mesopotamia,
urbanos o no, fueron en su mayoría individuos libres, lo que no
significa que vivieran libres de obligaciones hacia la familia, la
comunidad o el estado. Las funciones sociales y las responsabilidades
venían dadas por la costumbre y la tradición y dentro de ese marco
había lugar para la identidad y la actuación individual. Los grupos
selectos de la sociedad fueron los que, por nombramiento o nacimiento,
lograron posiciones en el gobierno local, la administración del
palacio, la jefatura militar, el comercio o la clerecía. Fueron típicos
dueños de casas, campos, jardines y ganadode los que podían disponer a
voluntad. Su riqueza podía incluir esclavos. En el CH y documentos de
la época, la persona de esta clase es un awilum, un hombre, ciudadano o
señor. Más tarde, la voz se aplica más laxamente. En época neobabilonia
incluso designa a esclavos y aparece mar bani, "persona libre" para
aludir a los no esclavos. Hubo otros libres no propietarios ni de
riqueza ni de medios productivos, que trabajaban como artesanos,
jornaleros, pastores o aparceros o medieros de granjas en tierras de
los ricos. Para lograr ingresos, el estado dio [Àen arriendo?] sus
tierras a funcionarios del gobierno que las cultivaban por sí mismos o
las arrendaban a otros. También se asignaban a personal militar,
terrestre o naval, y a grupos pequeños que se comprometían a tener
siempre un miembro disponible para el servicio. Un impuesto importante
pagado por los tenedores de tierras regias fue el ilku, "el yendo",
pues implicaba prestaciones personales, aunque en otros casos el
impuesto se percibía como un pago. Otros impuestos fueron biltum,
shibshum y miksum, variedades de porcentaje de la cosecha recogida, y
se aplicaban a los contratos fueran de tierras regias o no, a
diferencia del neoasirio nusahu, que sólo alude a tierras públicas. No
sabemos si se cobraban a cambio o además del ilku. Un importe notable
de los ingresos estatales procedía de las vastas posesiones regias que
quedaban en manos del rey, en las que trabajaba un vasto número de
agricultores. Mushkenu o "subordinados" era la población de estas
tierras reales y entregaba parte de su producción al palacio, así como
servicios personales, en forma de milicia auxiliar, por ejemplo. Parece
un segmento protegido por el rey (CH, CEshnunna): "Si un hombre aloja
en su casa a un esclavo o esclava evadidos del palacio o de un
mushkenum y no los entrega cuando el heraldo los reclame, será reo de
muerte." (CH 16). "Si el gobernador regio (shakannakkum), el delegado
de canales o cualquier funcionario toma a un esclavo o esclava evadido,
o buey, o asno, del palacio o de un mushkenum y no los lleva a Eshnunna
sino que los tiene en casa, y si lo hace durante más de un mes, el
palacio lo considerará un robo de su propiedad." (CE 50). Por otro
lado, la inferioridad social de los mushkenu se aprecia en la
valoración de los daños culposos recibidos por actos médicos respecto
de los que reciben los awilu: ÒSi un médico arregla el hueso roto o
sana el tendón enfermo de un awilum, el herido le pagará 5 siclos de
plata. Si es un mushkenum pagará 3 siclos. Si es un wardum de un
awilum, éste pagará 1 siclo.Ó (CH 221-223). Posteriormenete, mushkenum
se usó en oposición a rico o a persona importante (kabtum, sharum) y
pasó a muchas lenguas semíticas como ÒpobreÓ o ÒbajoÓ (= mezquino).
Otro grupo social inferior es el de los hupshu, que parecen libertos,
sin contacto especial con el palacio. En épocas neobabilonia y persa se
mencionan los ikkaru o campesinos que trabajan en grupo bajo un capataz
y que pagan una renta anual. Otro grupo (shushanu) semejante parece
tener alguna relación con los caballos y el transporte militar, viven
en tierras reales o del templo y pueden ser recuperados a la fuerza si
las abandonan.Los reyes persas emplearon a los garda, extranjeros
asentados en tierras de propiedad regia en las que construían (entre
otras cosas) a cambio de comida y jornal.
Esclavos. Su número fue mucho más bajo que en la época grecorromana. Los signos cuneiformes para significar esclavo y esclava sugieren su origen extranjero, esclavitud por cautiverio o botín de guerra. Se les marcaba con tonsura, tatuaje o a fuego. Trabajan en las casas de los ricos y, si eran hábiles, como artesanos para sus amos o alquilados por éstos. Podía encadenárseles, pero muchos recibían encargos de confianza, de administración o gestión e incluso podían poseer su propio peculio que los amos podían permitir invirtiesen o gastasen a voluntad. No era rara la manumisión y también existía la adopción. Las esclavas podían tener hijos de libres o de esclavos, hijos que eran esclavos pero que podían ser manumitidos o adoptados por sus dueños (sobre todo si no tenían otros hijos). Algunos amos donaban esclavos al templo y podían tenerlo consigo hasta que, muerto el amo, el templo se apropiaba del esclavo. Pero también hubo un número notable de nativos esclavos por deudas. Las deudas podían pagarse con prestaciones de servicios, por el deudor o un esclavo suyo, pero también el deudor impecune podía llegar a la esclavitud por impago. Las leyes regularon los intereses del préstamo, que en la I Din. de Babilonia fue del 20 (plata) o del 33,3 % (granto y similares). Así y todo, podía resultar un interés muy gravoso y CH 117 fija un límite a la deuda, cuando ésta ha arruinado a un hombre, que ya ha vendido o prestado al acreedor a su mujer, hijo o hija. En tal caso, trabarán en casa del acreedor tres años y serán liberados al cuarto.
II FAMILIA. >
Autoridad patriarcal. El padre tiene gran autoridad: "Si un hijo
golpea a su padre, se le cortará la mano" (CH 195). No consta que se
aplicase tal medida, pero caracteriza bien el sentir social. No hay
evidencia de edad de emancipación y se cree que la autoridad paterna es
vitalicia. El padre puede pagar deudas no sólo con esclavos, sino con
las personas de sus familiares y sin obligación de rescatarlos. Si
muere con hijos solteros, su autoridad pasa al hijo mayor, pero si éste
es niño, la autoridad paterna la ejerce la madre. La herencia se hace
generalizadamente por línea varonil (hijo, hijo del hijo, etc.) y a
menudo se anticipa cuando el hijo casa. En Sumer, se tiende a legar
toda la tierra a un heredero (ibila) que ha de encargarse de todos sus
parientes. Más tarde, los hermanos se repartirán la herencia, pero el
mayor recibirá un lote mayor (ej.: el mayor una mitad y los otros dos
hijos, un cuarto), sobre todo en la Babilonia meridional (en el norte,
las partes son iguales). En Asiria y Nuzi también el mayor recibe parte
doble. El código asirio describe un complejo procedimiento para
repartir las tierras de labor: el más joven la divide en lotes; el
mayor elige primero una de sus partes, y el resto se reparte entre él y
los restantes hermanos. La herencia suele quedar en la línea masculina.
En Sumer y Nuzi las hijas heredan si no hay hijos y también hay
herencia femenina en zonas periféricas (Alalaj y Elam), pero no se
conoce en Asiria y Babilonia. Fuera de Mesopotamia, se practica el
testamento (shimtu) antes de la muerte del padre: en Nuzi, Alalaj,
Ugarit, Emar y en la documentación paleoasiria, en el que suele
protegerse la figura del heredero principal (el hijo mayor), aunque el
padre puede dar destino especial a algunas partes de sus bienes. En
Asiria, la autoridad patriarcal se manifiesta en cierta tendencia al
levirato, que puede ser impuesto por el padre a un familiar dependiente
para preservar la línea principal. Si el padre babilonio falta y no es
por muerte cierta (guerra, p. e.), su esposa debe esperarlo si tiene
medios económicos; si no, puede volver a casar, pero la segunda boda se
anula si el marido retorna y ella consiente (Sanmartín & Serrano).
En Asiria, esa espera de cinco años, tras los cuales se disuelve el
vínculo (totalmente si no hubo hijos). El marido, en ocasiones, vive en
la casa paterna de la esposa (por ser ésta niña o mediando contrato con
los suegros). La familia amplia acomodada alberga, además de a los
parientes próximos, a los ÒallegadosÓ (tehhu, similares a los clientes
romanos).
Poliginia. Predominó la monogamia, pero, por la importancia del heredero varón, el esposo podía tomar una segunda mujer (shanitum, supletoria) a falta de hijo, aunque la primera (asshatum hirtum, esposa escogida) poseía rango superior. A veces la primera esposa elegía una esclava para el marido, sólo para darle heredero legal, como consta en matrimonios de sacerdotisas (naditu) que, por alguna causa, sabían que no tendrían hijos de sus maridos. En Asiria, además, un marido podía casar otra vez sin más requisito, pero esa esposa sólo era concubina y sus hijos no se equiparaban como herederos a los de la primera. Podía el marido tomar segunda esposa si la suya estaba enferma o no era sexualmente capaz de forma involuntaria, en cuyo caso debía mantenerla y no podía divorciarse, excepto si ella consentía. Existía el repudio por esterilidad, que implicaba la devolución de la dote, si había existido.
Adopción. El heredero puede ser adoptado, recién nacido o adulto (más frecuentemente), para que ampare a su nuevo padre. También puede manumitirse para ello a un esclavo, preferido a un pariente o a un extraño. El padre puede siempre adoptar o legitimizar a sus hijos nacidos de esclava en la propia casa, lo que los iguala en derechos a los hijos legítimos. Si no los legitima, tanto la madre como los hijos serán libres tras la muerte del hombre (CH 170-171).
Desheredamiento. Cualquier hijo, legítimo o adoptado, puede ser desheredado por el padre o por la viuda con autoridad paterna, unilateralmente, pero con sanción de un tribunal, que puede modificar la acción paterna e, incluso, anularla, si advierte injusta causa, en cuyo caso incluso puede despojar al padre inicuo de sus bienes. Si el desheredado es hijo adoptivo, pierde esta condición y se rompe el documento de adopción. El hijo adoptado puede repudiar al padre; pero si fue adoptado de niño, las consecuencias son graves, pues se arriesga a ser vendido como esclavo para resarcirse. El adoptado adulto suele ser penado con la pérdida de derechos y el repudio social. A veces los acuerdos de adopción castigan al padre que repudia al adoptado sin causa (desde multas al pago de lo prometido en la adopción). La viuda sin hijos (almattu) queda muy desprotegida y, en apariencia, queda como desheredada.
Cultos ancestrales. Los herederos se obligan a cumplir los deberes religiosos de sus antepasados. En Babilonia hay referencias frecuentes a ceremonias de libación de agua en las tumbas y de ofrenda de alimentos a los difuntos (kispu), acaso en el mes de abum. En Nuzi y Emar hay primogénitos que son los sacerdotes familiares, que cuidan de los dioses domésticos (ilanu) y de los espíritus (etemmu) de los antepasados (mitu), que tienen imágenes. En Nuzi se documentan lámparas para estos ritos, cuyos objetos posee el heredero pero a los que debe dar acceso a sus hermanos.
Dote. La mujer puede ser propietaria directa y aparece como tal y como compradora ya en el III milenio. Aunque las hijas no suelen heredar, reciben propiedades o dotes cuando se casan, en bodas pactadas por los padres o, en su defecto, por los hermanos. Suelen ser dotes muebles (ajuar, útiles, etc., y, en casos de riqueza, esclavos). Hay casos en que reciben campos y casas. La dote (sheriktum o nudunnum, en acadio; terhatu en Babilonia) se entregan en la boda. El marido la administrará como bien propio, pero habrá de devolverla si hay divorcio, a menos que la mujer sea culpable (conducta impropia, infidelidad sexual). La viuda dispone libremente de su dote y también, si la reclama, la que deja la casa de su último esposo, por matrimonio ulterior o sin él. Hay sacerdotisas (naditu) paleobabilonias dotadas espléndidamente para entrar al culto de Shamash en Sippar o de Marduk en Babilonia, a menudo de muy alto rango, incluso regio. Las de Shamash podían casar, pero no tener hijos. A veces esa dote la administraban sus hermanos, a quienes volvía tras la muerte, a menos que el padre hubiera dispuesto otra cosa o que la sacerdotisa hubiera adoptado a otra, o a una esclava, como heredera. Las de Marduk tenían el privilegio de que los hermanos en ningún caso administraban la dote, probablemente por creencias en relación con la función central de Marduk respecto de la monarquía.
Obsequio nupcial. El novio y su familia llevaban dones a la de la novia, con lo que, en las familias ricas, comenzaba la fiesta nupcial que podía durar días o semanas. En Sumer y Ebla, estos nigmiussa o nigdea eran alimentos para la fiesta, junto con vestidos, joyas, etc., que se entregaban aparte. En Acad y Asiria los dones se entregaban a la vez que las vituallas para la fiesta (kirrrum). Si la boda acababa por no tener lugar, el novio podía reclamar pero sólo los bienes no perecederos. En época paleobabilonia era parecido, salvo que a veces se consignaba el valor en plata del total de dones, para que la suma se añadiese a la dote como contradote de parte de la familia del novio. En caso de muerte o divorcio, ambas sumas quedaban en manos de la esposa.
Divorcio. Normalmente era a iniciativa del marido e implicaba
devolución de la dote e, incluso, sumas añadidas. En CE, el marido que
repudia a la mujer que le ha dado hijos sin causa justa debe dejarle
todas sus propiedades. Más raro, el divorcio femenino, si se lograba,
significaba que la mujer recuperaba la dote, pero hay contratos de boda
que excluyen la posibilidad. Muchos contratos paleobabilonios excluyen
el derecho de la mujer al divorcio so pena de muerte, aunque también
hay alguno en que ella y él mantienen el derecho. Las esposas
abandonadas o impecunes por ausencia del marido (guerra) podían tomar
segundo esposo, pero el regreso honorable del primero deshacía este
matrimonio. Los hijos del segundo esposo quedaban con éste.