Historia Antigua - Universidad de Zaragoza - Prof. Dr. G. Fatás

Siria, Palestina y Chipre (sobre Margueron y Pfirsch, 1996)

SIRIA.
Siria no se unificó nunca ni parece que ninguna ciudad lo intentase. Bien abastecidas en sus respectivos territorios agrícolas, bien comunicadas y en emplazamientos cruciales (Alepo, Alalaj, Homs) como confluencias de ríos y rutas caravaneras (Emar) o en la costa (Ugarit, Biblos), entre el mar y una montaña accesible, las ciudades parecen haberse interesado más en el comercio que en la guerra. Aparte las condiciones del relieve y la situación estratégica de la zona, el Mediterráneo matizó fuertemente el área. Ya en el III milenio Biblos tiene relación con el faraón y todo el litoral reflejará el auge del Egeo y Creta. Las ciudades estaban en el camino de salida de Anatolia y controlaban una madera preciosa para Egipto y Mesopotamia, por lo que Siria será permanente objetivo de los imperios circundantes, hitita, mitanio, asirio, babilonio o egipcio. Sus ciudades recibirán y transmitirán toda clase de influencias, desarrollarán una compleja diplomacia y sobrevivirán a numerosos conflictos de origen imperial. La mezcla de culturas producirá resultados muy originales, incluida la escritura alfabética, y un carácter específico de lo levantino que tomará la forma de lo cananeo.
El reino de Alepo, de dimensiones variables, es uno de los mejor conocidos; incluía la ciudad de Alalaj, junto al Orontes, bien estudiada (Alepo sigue siendo una ciudad viva y el trabajo arqueológico es muy difícil en ella). En el cruce de las rutas entre Anatolia y Palestina y entre el Éufrates y el Mediterráneo, fue saqueada en 1594 por Mursil I durante su expedición a Babilonia y fue pieza importante en las disputas egipcio-hititas. Desde el siglo XIII, el yacimiento muestra fuertes influjos mediterráneos. Junto a Alepo y Alalaj, Emar, junto al Éufrates, fue importante en el II milenio, tras su reconstrucción por Supiluliuma I (1380-1346), el fundador del Imperio Hitita. Los hallazgos muestran una situación típica, con objetos y prácticas que muestran rasgos hititas, mitanios y babilonios. Fue incendiada y destruida en 1187. Otra de las ciudades importantes fue Qatna, citada en los textos amarnienses. Estaba en el alto Orontes, rodeada de buenos pastos y encerrada por murallas. También parece que fue destruida poco después del 1200.
Ugarit, la actual Ras Shamra, es la ciudad costera mejor conocida de la época, gracias a la arqueología. Un poco alejada de la costa, controlaba el puerto vecino de Minet el Baida (nombre moderno). Su territorio medía unos 100 km, a lo largo de la costa, entre Ras el Bassit y Jeblé, y hasta la cadena montañosa litoral, por el Este, abarcando unos 2.000 km2, en los que había otras ciudades como la que se está ahora excavando en Ibn Hani. Muestra influencias egipcias y huellas de varias destrucciones, varias de ellas provocadas por terremotos seguidos de incendios (uno fue en 1365, según documentos amarnienses), así como por guerras. Con la expansión hitita bajo Supiluliuma, la influencia egipcia cede ante la hitita, cuya presencia no se desvanece hasta finales del s. XIII, durante el reinado de Hammurabi de Ugarit. Poco más tarde, entre 1180 y 1175, como otras ciudades del área, quedó destruida.
En este ámbito se descubre el alfabeto. Fueron los levantinos quienes lograron superar el silabismo, base del sistema cuneiforme, aislando los valores consonánticos y asignando un signo a cada consonante. Si a comienzos del III milenio el cuneiforme usaba más de mil signos y, luego, varios cientos, con el nuevo sistema bastó con una treintena. La ausencia de vocales no era especialmente grave en la escritura de una lengua semítica. Se conocen precedentes en las minas del Sinaí y en Biblos, y en el ámbito de Ugarit nació un alfabeto cuneiforme muy útil, pero que no sobrevivió a la ciudad. No mucho más tarde, en el sarcófago de Ahiram de Biblos (s. XI), ya se usaba un alfabeto fenicio completo de 22 signos consonánticos. Los arameos y hebreos de los siglos siguientes esbozarán la notación de vocales y serán finalmente los griegos quienes completen del todo el actual alfabeto de uso casi universal.

PALESTINA.
En general, las ciudades palestinas, lo mismo que sus territorios, son menores y más pobres que las de Siria. Hay mucha población nómada junta a la urbana, que van modificando continuamente el aspecto cananeo más o menos autóctono. Tal es el caso, por ejemplo, de los hebreos y, luego, el de los Pueblos del Mar.
El poder de Egipto es más constante que en Siria. Durante la Dinastía XVIII, nada más expulsados los reyes hicsos, los faraones actúan en la zona. Tutmés III (h. 1469-1436), tras una serir de victorias sobre las ciudades cananeas, extiende la tutela farónica hasta el Orontes. En la XIX, Seti I, a comienzos del s. XIII, aplasta una importante revuelta y la lucha de Ramsés II en Kadesh dejó Palestina bajo control de Egipto hasta la llegada de los Pueblos del Mar.

CHIPRE.
Durante el II milenio, Chipre mantiene muchos contactos con Anatolia, Creta y el ámbito de la cultura micénica. Presenta el aspecto de la avanzada oriental del mundo egeo y, sobre todo, micénico, que marca la isla con fuerte impronta. Incluso con anterioridad, el periodo minoico parece haber dejado huellas tan interesantes como la escritura silábica chipriota, relativamente parecida al lineal A. A unos 100 km de Ugarit, fue sin duda una etapa fundamental en los intercambios culturales de las áreas del Egeo, Levante, la costa de Anatolia y el delta del Nilo.
Por toda la costa aparecen grandes cantidades de cerámicas micénicas y chipriotas, incluso bastante al interior (Jordán), a veces como envases de productos de alto precio (perfumes, aceites, esencias); también los lingotes de cobre típicos de la isla, en forma de piel de buey, que han sido hallados incluso en Dur Kurigalzu. Fueron objeto de importante comercio en toda el área los tejidos y se han hallado carros egipcios en Chipre. En los escritos egipcios el faraón pide barcos a Alashiya (Chipre). Se documenta la compra de caballos y existen regiones que los crían para exportación (Qatna), así como ovejas. Colmillos y otras formas de marfil sirio o africano aparecen por doquier, incluidos los dientes de hipopótamo. Abundan por doquier el estaño de Irán, el lapislázuli de Afganistán (muy apreciado en Egipto y que Hatti pide a Babilonia).

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