El Reino Antiguo. Los grandes periodos de la historia hitita son
el llamado Reino Antiguo (apr. 1700-1500) y el Reino Nuevo o Imperio
Hitita (apr. 1400-1180 ), separados por un oscuro periodo de cien años,
a veces llamado Reino Medio.
El texto más relevante del Reino Antiguo es el llamado Rescripto de
Telipinu. En él hay un resumen, más o menos legendario, de los orígenes
del poder hitita. "Antiguamente, Labarna fue Gran Rey; y sus hijos,
hermanos, aliados por matrimonio, parientes y soldados estuvieron
unidos. Y el País era pequeño, pero doquiera llevaba la batalla,
subyugaba las tierras y las sometía e hizo del mar su frontera. Y
cuando regresó de la batalla dio a cada hijo una parte del País, a
Hupisna, a Tuwanuwa, a Nenassa, a Landa, a Zallara, a Parsuhanda y a
Lusna y gobernó el País y en sus manos florecieron las grandes
ciudades. Después, fue rey Hatusil (...)"
El nombre Labarna
se transformó, si es que no fue eso ya en origen, en título de honor
(como César en Roma). En 1957 se halló una inscripción bilingŸe
(hititao-acadia) del segundo rey, Hatusil (Khattushilish), al que se
llama Labarna en acadio y, en hitita, "Rey de Hattusas" y "Hombre de
Kussara", acaso porque la dinastía fue oriunda de esta ciudad. Quizá la
traslación de la capital a Hattusas hizo que este segundo Labarna
cambiase el nombre por Hatusil.
Las tierras conquistadas mencionadas por Telipinu están todas al S. del
río Kizil (Halys), en lo que los hititas llamaron País Inferior. La
crónica no da detalles para el primer año de Hatusil que guerrea,
quizás, en Capadocia; en el segundo, Hatusil llega al Tauro y N de
Siria, cerca de Karkemish. En esta expansión, el principal rival de
Hatti fue el reino de Alepo. En el tercer año, combate contra Arzawa,
un extenso reino al SO de Anatolia, y los hurritas aprovechan para
anexionarse las conquistas del SE hitita, aunque Hatusil reaccionó y
las recuperó, en lo que se fueron los dos siguientes años. Su sexto año
de campañas fue también contra los hurritas apoyados por Alepo. Resultó
malherido y volvió a Kussara, a preparar la sucesión, de la que fueron
descartados tres hijos, por traición, lo que el rey llora en un texto
conservado en hitita cuneiforme. La sucesión recayó en su nieto Mursil
(Mushilish), que lo vengó, derrotó a los hurritas y destruyó Alepo.
Llevó a cabo una fulminante incursión contra Babilonia y, según
Telipinu, la destruyó. Los historiadores recelan anteuna expedición de
casi 1.000 km . Pero los casitas, llegados a Mesopotamia por las mismas
vías que antes los hurritas, empezaban a debilitarla y no es imposible
que Mursil pactase con ellos. La expedición ocurrió inmediatamente
antes o después de la muerte del último rey babilónico, Samsuditana,
(1595), año que pudo ser el de la muerte de Mursil, asesinado por unos
parientes. Le sucedió su cuñado Hantil (Hantilish), bajo cuyo gobierno
el Reino estuvo a punto de extinguirse.
La conquista de el País de Adana (Cilicia, la zona litoral bajo el
Tauro) por los hurritas supuso un fuerte golpe para Hatti. Los hurritas
la llamaron Kizzuwadna y dificultaron desde allí la vía hitita a Siria,
que quedó circunscrita a los pasos del SE del Tauro. Telipinu hubo de
pactar con ellos para fijar con seguridad sus fronteras. En el
Rescripto, Telipinu informa de sus medidas de gobierno. Preocupado por
la inestabilidad de la corona, sujeta a las querellas de la
aristocracia, edictó una ley sucesoria detallada que obliga a que las
quejas contra el rey o sus hijos no se resuelvan por la fuerza, sino
legalmente, por denuncia ante el pankus o asamblea general, que algunos
han pretendido sea la típica asamblea indoeuropea de guerreros y
jerarcas de linaje, pero sobre la que no hay información detallada. Más
bien parece un órgano amplio y general, al que, con el tiempo,
acabarían imponiéndose los aristócratas indoeuropeos.
El llamado Reino Medio. Suele tenerse a Telipinu como último rey del Reino Antiguo. Hubo de abandonar las provincias sirias en manos hurritas; éstos, a su vez, fueron derrotados por Egipto (8» campaña de Tutmés III /1479-1426). Hacia 1471, Hatti y Egipto tenían cooperaban mediante tributos hititas a cambio de ayuda egipcia para restablecer las fronteras. Pero la ayuda egipcia no parece haber sido tan poderosa como la presencia del nuevo estado de Mitanni, en el que una nueva dinastía de aire indoeuropeo revivificó la presencia hurrita en Siria y dominó Kizzuwadna de nuevo (en tiempos de Amenhotep II, 1426-1400). El faraón aceptó a Mitanni como fuerza regional hegemónica y Tutmosis IV (1400-1390) casó con una hija de Artatama I de Mitanni. Hatti quedó relegado a un papel irrelevante.
El Imperio Hitita (h. 1400-1180 a. C.) En
una fase en que la influencia hurrita es visible en Hatti, quizá porque
la dinastía reinante fuera oriunda de Kizzuwadna, los hititas
desarrollan una fructífera política expansiva. Los reyes hititas desde
finales del s. XV (Tudhaliyas y Arnuwandas son sus nombres predilectos)
son grandes conquistadores. Tudhaliyas II reconquista Arzawa y Assuwa
(la Asia de los griegos) y se alía con Kizzuwadna, que luego
conquistará también, para poder destruir Alepo y derrotar a Mitanni.
Por el N, el acceso al Mar Negro se vio impedido por la presencia de
los kaska (kashku) de las montañas, que no dejaron de hostigar a Hatti.
Pero estos dominios eran efímeros y Arnuwandas I, su hijo, se vio
atacado por todos los frentes e, incluso, ardió su capital, Hatusas. Su
hijo Tudhaliyas III procuró enderezar la situación.
El gran soberano hitita de la época es Suppiluliumas I
(Shuppiluliumash, Subbiluliuma: À1380/43? -1322 /18?). Fortificó
Hattusas, de unas 120 ha, y se dispuso a la guerra con Mitanni, su más
fuerte enemigo. Tras infructuosas tentativas, logró entrar en Mitanni
por la inusual ruta de Malatya y el alto Éufrates y tomó la
capital, Wassukkani (Àcerca de la actual Diyarbakir, cabecera del r.
Jabur?). Las ciudades del N. de Siria le ofrecieron sumisión, sobre
todo tras la inútil resistencia de Kadesh, y los hititas llegaron cerca
de Damasco. Eran los tiempos de Amenofis IV (el hereje Ajenatón) y
Egipto no se opuso a la nueva situación. Bajo dominio hitita quedó el
territorio Sirio del N., incluyendo Líbano e importantes ciudades como
Alepo y Alalaj.
Suppiluliuma dejó a uno de sus hijos, Telipinu (no confundir con el rey
homónimo) como regente de esos territorios. La derrotada Mitanni, ahora
regida por Artatama, se volvió hacia Asiria. Suppiluliuma concluyó la
conquista de Siria, tomó Karkemish, donde entronizó a su segundo hijo,
Piyasilis (Shar Kushukh) al igual que a Telipinu en Alepo. Le quedaba
tomar la vieja capital mitania, Wassukkani, lo que hizo, coronando como
rey vasallo a un hijo del asesinado Tushratta, que quedó como jefe de
un estado-tampón frente a Asiria. La prueba del poderío del Gran Rey de
Hatti la suministra el hecho de que la corte egipcia le pidió a uno de
sus hijos como marido para la reina de Egipto (quizás Anjesenpaatón,
viuda de Tutankamón; o Meritatón, hija de Ajenatón y viuda de su
sucesor Smenja-Re): partió el hitita para la boda, pero fue asesinado
antes de llegar, acaso por orden del sacerdote Ay, que aspiraba al
trono y se hizo con él. Al poco, Suppiluliuma murió de peste y su
primogénito, Arnuwandas II, le siguió al poco. El trono quedó en manos
del joven Mursil II, su hermano, que perdió el control deWassukkani a
manos de Asurubalit I (1354-1318), el cual llevó sus fronteras al
Éufrates. Karkemish y Alepo permanecieron fieles, pero
Arzawa y los territorios aledaños se sublevaron, lo que exigió una
guerra de dos años. Tampoco cejaron en su presión norteña los
peligrosos gasga (kaska), que exigieron campañas casi cada año y
debilitaron la fidelidad de los territorios anatolios del NE. Murió
Piyasilis de Karkemish y Siria se alzó, con ayuda de Asiria y Egipto,
pero Mursil II pudo restablecer su dominio. No son seguras las fechas
del reinado de Mursil II (À1345-1320/1317?). Su sucesor Muwatallis
heredó un Imperio todavía sólido.
El Egipto de la XIX Dinastía renovó su control sobre Canaán (Seti I,
1290-1279), relajado durante la fase amarniense (Ajenatón) y llegó
hasta Kadesh, en el Orontes. Ramsés II atacó allí a Muwatallis en 1275.
El faraón salvó la vida por poco en una batalla "internacional" (se
menciona a los dárdanos -citados en la Ilíada- y a los filisteos) cuya
descripción táctica es la primera conocida, según un texto egipcio. La
batalla no fue decisiva y Muwatallis, más cerca de sus bases que el
faraón, llegó hasta Damasco y trasladó su capital desde Hattusas a
Dattassa, en el Tauro, encomendando la gobernación anatolia a su
hermano Hattusil (III), que finalmente se proclamó rey tras vencer, en
una disputa de siete años, a su sobrino Mursil III (Uri Teshub), hijo
de Muwattalis, que se exilió a Siria (À1226?), desde donde conspiró con
los casitas de Babilonia.
Quizás el miedo por Asiria llevó a la paz a Hattusil y Ramsés por un
tratado (1259) que se conoce en sus dos versiones. En 1246 una hija de
Hattusil y Puduhepa, la activa reina hitita, casaba con el faraón.
Hattusil y Puduhepa modernizaron la antigua capital, Hattusas, los
archivos y la legislación. Sus textos dan cuenta de las actividades en
diversos distritos y principados del Imperio y en territorios lejanos
como Lukka (Licia) y Millawanda (probablemente, Mileto) de los ahhiyawa
(Àaqueos homéricos?). A la muerte de Hattusil, su hijo Tudhaliyas IV
(1240-1210) siguió la obra reformadora bajo la tutela de Puduhepa. En
esta fase se esculpirían los grandes relieves de Yazilikaya, cerca de
Hattusas, con el panteón hurrita. Tudhaliyas IV no pudo oponerse con
éxito a los avances de Tukulti Ninurta I de Asiria (1233-1197), que
propició rebeliones en Siria (Ugarit). Apenas se sabe nada de los dos
reyes siguientes, Arnuwandas III y Suppiluliumas II: hay noticias
sueltas, como la de una expedición a Chipre; pero en esas fechas ya
debía de haber empezado la invasión frigia de Anatolia que sumiría al
territorio nuclear de Hatti en una oscuridad casi absoluta.