Historia Antigua - Universidad de Zaragoza - Prof. Dr. G. Fatás

LENGUAS HAMITO-SEMÍTICAS (afro-asiáticas)

Las lenguas hamito-semíticas derivan de una lengua que pudo existir entre el VIII y el VI milenio a. C., quizá con cuna en el actual Sáhara (entonces no desértico). Se las llama también semito-hamíticas, eritreas o afroasiáticas y es la principal familia lingüística del N de África y del SO de Asia, probablemente desde el V milenio. Le pertenecen hoy árabe, hebreo, hausa, etc., con un total de unos 200 millones de hablantes. El nombre de hamito-semíticas fue creado por el egiptólogo alemán K. R. Lepsius, hacia 1860 y, aunque arraigado, es impropio pues sugiere una división entre lenguas hamíticas y semíticas. La familia tiene bastantes más ramas. Pero las restantes denominaciones también tienen serios inconvenientes. Son abundantes las discrepancias de los especialistas sobre la pertenencia o no a este grupo de algunas de sus ramas. Por erso conviene atenerse a criterios tradicionales de cierta seguridad, como el de compartir los estadios más antiguos de vocabulario o los elementos que expresan relaciones gramaticales, tal y como se cree serían en el originario hamito-semita común o proto hamito-semita.

La Lingüística actual tiende a reconocer cuatro grupos hamito-semitas principales: Periférico Septentrional, Central Septentrional, Central Meridional y Periférico Meridional.

Al Periférico Septentrional pertenecen el acadio (con sus dialectos babilonio y asirio) hablado en Mesopotamia desde h. el 3.200 a. C. hasta el comienzo de la Era Cristiana. El Central Septentrional incluye cananeo, ugarítico y amorrita hablados en Palestina, Fenicia, Siria y Mesopotamia del III al II milenio; de época posterior figuran en este grupo fenicio (con el púnico), hebreo, moabita, ya'udi (del N. de Siria, s. IX a. C.) y arameo antiguo. El hebreo se habló originariamente en Palestina desde el s. XIII a. C. hasta el II d. C. y posteriormente se extendió como lengua escrita (en la actualidad lo hablan en Israel unos 2'6 millones de personas). El arameo antiguo (Siria y Mesopotamia) se habló desde el s. XIV a. C. haste el XV d. C.; sus textos escritos más antiguos datan del s. IX a. C. Entre sus dialectos están el arameo, el arameo imperial (lengua oficial de Asiria y la Persia aqueménide, que incluye el arameo bíblico o caldeo); el arameo occidental (que comprende palmireno, nabateo, palestino, galileo y otros); el arameo oriental, con el siriaco, babilonio talmúdico y mandeo. Al Central Meridional pertenece el árabe literario. Al Periférico Meridional, lenguas más modernas (a partir del I milenio a. C.), como los dialectos sudarábicos (sabeo y otros) y las lenguas etiópicas.

Características
Entre los rasgos que parecen haber sido comunes a estas lenguas en sus fases antiguas se cuentan los fonológicos. Así, un sistema de seis vocales (a, i, u largas y breves); consonantes laringales fricativas, sordas o sonoras, producidas en la región de la faringe; el cierre de la glotis (el espacio entre las cuerdas vocales) como sonido distintivo; uso de semivocales u (w) e i (y) con función de consonantes; y tres tipos de consonantes: sordas, sonoras y enfáticas (consonantes sordas con cierre de glotis; consonantes con aspiración de aire -inyectivas o implosivas-; con retracción de la lengua -velarizadas- o con elevación de la punta de la lengua en un rizo hacia el paladar duro).

Los rasgos morfológicos comunes incluyen radicales verbales consonánticas con un "esquema" vocálico; predominio de radicales triconsonánticos sobre los biconsonánticos; un sistema muy desarrollado de infijación -inserción de elementos en el seno de un radical para modificarlo gramaticalmente y formar desde la modificación nuevas palabras-, en detrimento del uso de prefijos y sufijos.

Usan un sistema de declinación con, al menos, tres casos (nominativo, genitivo y acusativo con residuos de un sistema anterior que sólo poseería el ergativo y casos de grado cero o bien eragtivo, genitivo y grado cero). Hay tres números, singular, plural y dual. La consideración del suceso desde el punto de vista del resultado se opone a la acción misma y se expresa por una forma predicativa especial (cero) del nombre que luego generó un tiempo verbal. Hay un sistema binario de aspectos verbales para indicar el modo de la acción (en curso o culminada), pero los tiempos y voces del verbo no se desarrollaron sino posteriormente. Los marcadores pronominales de posesión y de objeto en forma de sufijos también son rasgos de esta familia, así como la prefijación de ciertos marcadores de agente verbal y un sistema de dos géneros para el nombre, pronombre y verbo, que acaso proceda de un sistema anterior con más géneros.

Las lenguas que conservan los rasgos más arcaicos de este sistema se llaman hamito-semíticas antiguas; las hay medias y modernas, según su distancia al modelo hipotético. Las lenguas hamito-semíticas actuales son todas modernas, excepto el árabe literario y el hebreo. Sus cinco ramas son: semítica, egipcia, bereber (o beréber), cushítica y chádica. Con la excepción del egipcio, en todas las ramas la acción (también la intransitiva) se expresaría originariamente mediante una forma verbal propia para designar al agente con un prefijo indicativo de la 1ª, 2ª ó 3ª persona (a-, ta-, ya-). El hamito-semítico derivó probablemente desde un "protolenguaje" con un tipo ergativo de construcción de frase (con un caso que denota al agente pero no marca ni al sujeto de un estado ni al objeto directo de la acción) a otro de tipo nominativo (donde el sujeto va siempre en nominativo, sea agente o no, y el objeto directo en acusativo). A la vez, el predicado de estado (estativo; en las oraciones atributivas) derivó en un aspecto perfectivo (de acción concluida) o en un tiempo pasado del verbo o desapareció.

En varias lenguas del grupo moderno hay formas verbales formadas originalmente por un nombre (casi siempre derivado de un verbo) más un verbo auxiliar con un prefijo marcador de agente. El aspecto perfectivo (tiempo pasado) se forma sobre la base del verbo auxiliar con un reducido esquema vocálico, mientras el imperfectivo (presente y futuro) usa un esquema verbal completo (por ejemplo, el acadio yaprus, él dividió; yaparras, él divide). Una típica capacidad de los sistemas verbales hamito-semíticos es la existencia de grupos de verbos derivados de una misma raíz que se diferencian para indicar características de calidad, cantidad, frecuencia, relación causal, dirección, etc. (Ejemplo: el hebreo sabar, él rompió; sibber, rompió en pedazos; hisbir, lo dejó romper; nisbar, fue roto, destruido; formas todas derivadas de la raíz sbr.) Los pronombres de estas lenguas se parecen mucho. Por ejemplo, el posesivo de la 2ª persona -tuyo- es -ka en semita, chádico y cushítico y -k en egipcio y en bereber.

Muchas divergencias entre estas lenguas se explican por los contactos con sustratos lingüísticos variados, como el sumerio, el hurrita, etc. La menor influencia de esta clase es, seguramente, la experimentada por la rama bereber, la más aislada y occidental.


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