DIVISIÓN DEL TRABAJO
El Neolítico tópico tiene, en el P.O.A., una duración de unos 4.000 años, a lo largo de los cuales proliferó la sedentarización. El poblado -aldeano o urbano- tiene, en principio, una única limitación a sus posibilidades de crecimiento: la capacidad de producción de alimentos, que se amplía de modo extraordinario con la irrigación.
Son notorias las diferencias de régimen entre el Nilo (crecida de julio -cénit en dos semanas, gran arrastre de limos- a septiembre, inundando todo hasta dos metros. En octubre, vuelve a cauce y se siembra) y los Dos Ríos. La tradición diluvial bíblica es mesopotámica, con motivo: crecida entre marzo y junio (calor máximo, c. 50º en julio-agosto). Si el Tigris y el Éufrates crecen en exceso y simultáneamente, un enorme aluvión de agua se abate catastróficamente sobre el llano. El temor al agua desbordada es un horizonte permanente en los mesopotámicos. La crecida llega en primavera y el agua desaparece en verano por al alto calor estival. De ahí que los problemas de supervivencia mesopotámicos dependiesen de la buena organización de los trabajos en torno al agua. Se subdividieron las tierras de la comunidad en pequeñas parcelas, delimitadas por terraplenes en los que se habilitaban canalillos y álveos. Construyéronse diques y presas. Se calcularon con matemática exactitud las pendientes de los canales para que el flujo fuese el justo; se excavaron balsas de almacenamiento y se repartió entre los pobladores la tarea del mantenimiento complejo de la red, uno solo de cuyos eslabones era capaz de inutilizar la totalidad. Así pues: contención de crecidas excesivas, distribución de aguas en verano y otoño [pendientes en los canales, reservorios, drenado, mantenimiento, asignación de flujos, etc.], desecamiento de vastos pantanos y organización de los cultivos, así como del cálculo y distribución de medios y recursos de toda clase.
La parte de población destinada a estos quehaceres fue muy alta. Cada
cual recibía cometidos muy precisos, establecidos por la
"administración" de la Ciudad, la cual calculaba incluso el volumen de
excavación individual por jornada ('corveas' o prestaciones personales)
y asignaba tareas de control laboral y administrativo en un conjunto
complejo que no podía ser completamente percibido sino desde la cúspide
social. Algunas de estas tareas eran muy especializadas (catastro,
fisco, ingeniería). La división del trabajo se situó en la base de la
desigualdad social. [Diluvio: Gilgamesh XI. Génesis 6-8]