Funcionamiento. Sabemos muy poco del funcionamiento de estos
estados y aún menos de los inicios de los que estuvieron compuestos por
más de una ciudad. Lagash, por vez primera, comprendió no sólo su
ciudad central, Girsu, sino las ciudades de Lagash y Nina (hoy Zurghul)
y numerosas localidades menores, así como el puerto de Guabba. La
expresión de un texto de Urukagina "desde los límites de Ningirsu -el
dios de Girsu- hasta el mar" sugiere algo más de 200 km de extensión.
El concepto de ciudad-templo (Falkenstein) ha estado en vigor largo
tiempo: el templo sería el centro organizador y gobernante, como
representación de un dios propietario de la totalidad de la tierra; en
consecuencia, la tierra de propiedad privada habría sido una excepción.
Esta concepción partió de la importancia que se dio a un párrafo de los
textos de las llamadas "reformas de Urukagina", que dice que, en Girsu,
en el campo del ensi, el dios Ningirsu ha sido repuesto como
propietario, del mismo modo que se advierte igual cosa para el campo de
la esposa del ensi y del heredero respecto de la diosa Baba. Los
archivos del templo de Baba en época de Lugalanda y Urukagina muestran
que la administración está dirigida por la esposa del ensi o por un
sangu (vicario administrador) que se ocupa de la ordenación de las
actividades económicas: comerciales, agrarias y hortícolas, frutales,
pecuarias y de transformación agropecuaria, pesca y pagos en especie a
comerciantes y trabajadores del templo. Pero extrapolar los datos es
arriesgado, pues los archivos del templo de Baba en Girsu sólo informan
sobre una parte del total de la administración del propio templo y,
además, por un corto espacio de tiempo. Como es lógico, el sector
privado, que no depende del templo, no es mencionado en los registros.
Que el sector privado existe se prueba en la existencia de recibos de
compraventa de tierras en época presargónida en varias localidades,
tanto en sumerio como en acadio. Se trata de tierras o bien de un
particular, o, según otros estudiosos, de propiedad indivisa de un
grupo familiar. Aunque una parte notable de la población estaba
obligada a trabajar para el templo y a vender y comprar en él, aún no
se sabe si ése era el sistema permanente.
Es probable que nunca existieran cuentas detalladas sobre la
demografía. Se cree que en las ciudades más antiguas el gobierno podía
constreñir a parte de los habitantes a efectuar corveas para obras
públicas como los edificios comunitarios y monumentales, los diques y
canales, etc., que exigirían una leva. No se menciona la participación
de personas obligadas a estos trabajos o en situación de servidumbre o
esclavitud. Apenas hay evidencia de esclavos varones antes de Ur III e,
incluso en esa época y en la paleobabilónica no parece que el trabajo
esclavo fuera económicamente relevante. Otra cosa sucede con las
esclavas de las que el templo de Baba tenía 188 y el de la diosa Nanshé
180, sobre todo en trabajos con harina y tejidos. Los esclavos, según
los textos, procedían de la guerra o de operaciones de compraventa y no
podían acceder a propiedades personales mediante su trabajo.
En una inscripción, Entemena de Lagash blasona de haber "permitido a
los hijos de Uruk, Larsa y Badtidibira volver con sus madres" y de
haberlos "devuelto a las manos" de los respectivos dioses de sus
ciudades, mediante una disposición que probablemente buscó paliar
injusticias peligrosas mediante alguna cancelación general de deudas o
cosa similar. Un grupo de inscripciones del último soberano de la I
Dinastía de Lagash, Urukagina, en el III milenio, ha sido considerado
como el primer conjunto de medidas "sociales" conocido. Pero, leyendo
entre líneas, se advierte que había tensiones entre el palacio y el
clero de los templos: en aparente contradicción con sus propios
intereses, Urukagina describe lacrimosamente el estado del clero: ya
que es el único dinasta que no exhibe genealogía en los textos, algunos
han apuntado que se trate de un usurpador, acaso impuesto por el clero
o necesitado de justificación moral por éste. Una interpretación más
afinada de los documentos de restauración de los dioses en la propiedad
de sus campos puede ser que, sencillamente, el ensi y su familia
devolvieron los campos a los sacerdotes del dios o regalaron tierras
del palacio a los templos. Otras medidas tienden a limitar la
posibilidad de servidumbre por deudas o de pérdida de la hacienda y los
aperos por igual causa y añaden regulaciones sobre precios, raciones
alimentarias para los horticultores y tarifas de bodas y entierros. Lo
que no se sabe aún es si la situación conocida en Lagas es
generalizable o no. En Mari se introdujo la escritura a mediados del s.
XXVI y ello permite conocer algo sobre su vida y su población semítica.
Ebla (como probablemente otros centros sirios aún desconocidos) se
benefició de los avances de Mari y, por caminos similares, la
influencia mesopotámica llegó al Elam, incluida Susa, y al Irán. Por el
O. llegó a las montañas libanesas y, con Lugalzagesi aparece mencionado
ya el Mar Superior (Mediterráneo). Las inscripciones de Urnanshé de
Lagash mencionan, por el E., la isla de Dilmún (Bahrein), probablemente
un puerto de intercambio con la costa de Omán y el Indo.
II. ACAD
Hacia el 2350 sucede un hecho relevante en la historia de Mesopotamia.
Por primera vez surge un imperio cuyos protagonistas fueron los
acadios, así llamados por su capital (Acad, Akkad, Agadé), elegida por
el rey Sargón (llamado el Grande o el Antiguo y, también, Sargón de
Acad); la ciudad no ha sido identificada y probablemente estuvo en el
Éufrates, entre Sippar y Kish. Desde estas fechas, la Baja
Mesopotamia es denominada "país de Sumer y Acad". Los acadios, semitas,
no eran "invasores" ni nuevos en escena, pues habían creado ciudadesen
la zona en el IV milenio. Las menciones más antiguas de acadios en los
textos son del s. XXVII, época en la que constan escribas acadios. Las
viejas listas reales sumerias sitúan a la I Dinastía de Kish junto a
una serie de reyes de nombre acadio inmediatos al Diluvio. En Mari, el
acadio fue probablemente escrito desde el principio.
Sargón de Acad. Según la Lista Real sumeria, los primeros cinco
gobernantes de Acad fueron Sargón, Rimúsh, Manishtusu, Naram-Sin y
Sharkalisharri, por un total de 142 años, de los que 56 son de Sargón.
Sargón, se dice, fue un copero del rey Urzababa de Kish. Una leyenda
acadia dice que fue abandonado al nacer, salvado por un río y recogido
por un granjero. La diosa Ishtar se enamoró de él. No hay datos
históricos sobre la juventud de Sargón, aunque nada se opone a que
ocupara algún cargo en la corte. Apenas han sobrevivido documentos
sargónidas y nuestra información procede de textos de Nippur
paleobabilónicos, resumidos y alterados. Según éstos, Sargón luchó
contra las ciudades sumerias de la frontera meridional de Babilonia,
derribó sus murallas, apresó a 50 ensis y "arrojó sus armas al mar". Se
dice que apresó a Lugalzagesi de Uruk, dueño de Umma y enemigo de
Urukagina de Lagash: Sargón lo unció a un yugo y lo llevó ante el dios
Enlil de Nippur. Los acadios gobernaron como ensis las ciudades del Sur
desde el Mar Inferior (Golfo Pérsico). Junto a las 34 batallas que ganó
en el Sur, Sargón relata sus conquistas en el Norte: Mari, Tuttul
(donde veneró al dios Dagan / Dagon), Ebla, el "bosque de cedros"
libanés y las "montañas de plata", sin contar otras luchas en Elam y en
los Zagros. Al puerto de Acad llegaban naves de Meluhha (Indo), Magán
(Omán) y Dilmún (Bahrein).
Pero relatos tan impresionantes no guardan orden cronológico y no
permiten asegurar que tanta actividad generase propiamente un imperio.
La tradición acadia, milenaria, aún mencionaba en los ss. VIII-VII a.
C. una lista de no menos de 65 ciudades y países como partes del
Imperio de Acad, con límites en Magán y en Kapturu (Creta), lo que
resulta inverosímil en el III milenio.
Sargón nombró a una de sus hijas sacerdotisa de la Luna en Ur: tomo
allí el nombre de Enheduanna, desarrolló actividad intelectual notable
(himnos y cánticos) y fue sucedida en el puesto por Enmenanna, hija de
Naram Sin. Sargón murió muy anciano. Copias de antiguas inscripciones
dicen de su hijo Rimúsh que libró numerosas batallas en Sumer e Irán,
como si el Imperio de Sargón, en realidad, no hubiera sido tal. No
sabemos qué grado de coherencia tuvo ni de qué orden fue su control,
pero es dudoso que perdieran grandemente su antigua autonomía. Las
copias de inscripciones de Manishtusu, Naram-Sin y Sharkalisharri
narran sus muertes violentas, guerras, luchas intestinas y regicidios.
Parece que, fuera del entorno inmediato de la región babilónica, las
expediciones acadias tuvieron motivación comercial y no imperial. Acad
o, mejor, su rey necesitaba mercancías, dinero y oro para financiar las
guerras, los edificios y el sistema administrativo. Por otro lado,
inscripciones auténticas de Naram Sin aparecen en lugares que llegan a
distar más de 1.000 km: Diyarbakir (alto Tigris), Nínive, Tell Brak
(alto Jabur, con una guarnición acadia), Susa, Marad, Puzrish-Dagán,
Adab (hoy Bismayáh), Nippur, Ur y Girsu. Si no fue un imperio, en todo
caso Acad logró una vasta zona de influencia.
El penúltimo rey de Acad, Naram Sin, no se tituló sólo "rey de Kish",
sino "rey de las cuatro partes del Mundo" (o sea, universal). Mandó
escribir su nombre junto al signo cuneiforme usado para los dioses y se
tituló "dios de Acad" ÀFue una verdadera deificación? En cuanto a la
capital, parece que el rey asumiese directamente la función de dios
protector. Documentos coetáneos de Nippur documentan que se tomaba
juramento "por Naram Sin", exactamente igual que antes por los dioses,
En Girsu hay documentos que fechan con fórmulas como "en el año en que
Naram Sin puso los cimientos del templo de Enlil en Nippur y del templo
de Inanna en Zabalam", lo que implica que dichas ciudades lo tenían
como soberano.
Influencia de Acad. El acadio ganó prestigio cultural, se
equiparó al sumerio y desbordó Mesopotamia. Elam varió su escritura
para adoptar la variedad acadia del cuneiforme, incluso para escribir
en elamita. El estillo llamado Acadio Antiguo, de gran empaque, se
convirtió en un canon, incluso para el periodo bailónico posterior, y
lo mismo sucedió con las artes plásticas, que alcanzxaron rara
perfección. En general, la posteridad guardó de la época acadia una
imagende grandeza imperial y eficiencia.
El final de la dinastía. De los sucesores de Sharkalisharri (2217-2193
apr.) sólo quedan sus nombres y escasas inscricpiones. No conocemos los
detalles de la lucha dinástica. Pero sí dos factores de deterioro como
fueron la invasión por el NO de los nómadas amurru (amorritas o
amorreos), llamados martu por los sumerios, y la infiltración de los
guti o guteos, procedentes de la región entre el Tigris y los Zagros,
aunque parece que también estaban asentados en el Éufrates
medio. Pero quizás fuese a la inversa y los recién llegados resultasen
estimulados por la debilidad dinástica. Los amorritas, en Ur (Ur III),
ya en parte sedentarizados, convivieron con sumerios y acadios. Los
guti desempeñaron un papel más efímero, aunque pervivió una dinastía
guti hasta el s. XVII a. C. La Lista Real sumeria señala un reino guti
en Sumer durante unos cien años, pero nadie cree que fuese un imperio
centralizado y estable y su primer cincuentenio parece coincidir con el
último de Acad. No se les conoce una capital, no dejaron testimonios
escritos y los que se les refieren son pocos. Probablemente su
influencia no sobrepasó Umma por el Norte.
Gudea. La vecina Lagash disfrutó en ese siglo de independencia,
entre Sharkalisharri y el comienzo de Ur III, y fue en cierta forma una
ciudad hegemónica. Brilló en ella el ensi Gudea, contemporáneo de
Urnamu de Ur III, gran constructor y legislador, que relató, entre
otras cosas, la reconstrucción del templo de Eninnu, el templo de
Ningirsu en Girsu, con un poema sumerio de 1.363 líneas grabado en dos
cilindros de 30 cm. Es el texto más largo conocido en sumerio tras la
Estela de los Buitres de Eannatum. Gudea, símbolo del renacimiento
sumerio tras el Imperio de Acad, cuya huella, empero, no desaparece: el
mismo título de "dios de la ciudad" que asume Gudea evoca el de "dios
de Acad" de Naram Sin. El himno ilustra sobre la fuerza de trabajo
utilizada, conseguida por medio de levas por todo el país, que lo
seguía "como un solo hombre". Pero sólo los archivos conservados de la
III Dinastía de Ur, su coetánea, permiten profundizar algo en el
detalle organizativo de los estados de la época.
III. LA III DINASTÍA DE UR
Ur III. Utuhegal de Uruk derribó el poder guti al vencer al rey
Tiriqan y se tituló "rey de las cuatro partes del Mundo". Fue hermano
del Ur Namu que fundó la III Dinastía de Ur (llamada así porque es la
tercera vez que aparecen sus reyes en la Lista Real sumeria). Bajo Ur
Namu y sus sucesores Shulgi, Amar-Suena, Shu-Sin e Ibbi-Sin la dinastía
reinó entre (apr.) 2112 y 2004 a. C. Ur Namu fue, al comienzo,
"gobernador de Ur bajo Utuhegal y no se sabe cómo llegó al trono.
Eliminó el poderío de Lagash y con ello hizo de Ur la capital del
comercio a larga distancia con Dilún, Magán y Meluhha. Asumió por vez
primera el título de "rey de Sumer y Acad" y a él se deben los
imponentes zigurats de Ur y Uruk, que se concluyeron bajo su gobierno.
El llamado Código de Ur Namu (que algunos a tribuyen a su hijo Shulgi)
es el ejemplo más antiguo de un tipo literario prestigioso al que
pertenecieron luego los llamados códigos de Lipit Ishtar (en sumerio) y
de Hammurabi (en acadio). Son colecciones de sentencias y veredictos a
menudo expresados en frase condicional: "Si sucede tal cosa, la
consecuencia legal será tal otra." Tiene prólogo y epílogo y se cree
que tuvo forma de estela, pues el texto se conserva por copias
paleobabilonias, todas incompletas, además. No tiene la forma
sistemática de un código propiamente dicho y se refiere a gran variedad
de asuntos, como el del adulterio con mujer casada, el desfloramiento
de vírgenes (que no sean esclavas), el divorcio, la acusación falsa, la
fuga de esclavos, las heridas corporales y asuntos de litigios sobre
cultivo y riegos.
Hasta su extinción, la III Dinastía no parece que sufriese rebeliones
como padecieron los acadios y la impresión que dan las fuentes es la de
una larga paz. Se mencionan expediciones al exterior, cerca de los
Zagros (la futura Asiria) y del Elam en procura de materiales
estratégicos; parece haberse preferido la diplomacia y las bodas
políticos a la guerra. Shulgi residió en Ur, pero cuidó mucho de Nipur,
la residencia de Enlil, el principal dios sumerio, que le confirió su
realeza y, con ella, honores de tipo divino, parecidos a los del acadio
Naram Sin, que incluyeron altares, sacrificios y capillas y el uso de
apodos oficiales, transformados en nombres personales, como Utuhegal
(El Dios Sol es exuberante) o Shulgiegal (Shulgi es exuberante).
Administración. El más alto dignatario tras el rey fue el
sukkhal-mah o "correo supremo", especie de visir. El Imperio se dividió
en unas 40 provincias a cuyo frente hubo ensis, jefes de la
administración civil y judicial, dependientes del poder central incluso
en los casos en que estos cargos fueron hereditarios, pero sin
capacidad de política bélica propia y, al parecer, removibles o
trasladables. Cada provincia estaba sujeta a un tributo, negociado con
el poder central. Un procedimiento significativo fue la bala (ciclo,
turno) por la que determinadas provincias (parece que las del Sur)
debían abastacer al centro de animales para el sacrificio. Muchas
provincias coincidían con las antiguas ciudades-estado, pero otras
fueron de nueva creación. Un registro de Urnamu describe cuatro nuevas
provincias al Norte de Nippur, cuyos límites se precisan con la
apostilla de que "el rey Urnamu ha confirmado el campo del dios Tal
para el dios Cual". En algunas ciudades (Uruk, Mari, Der -junto a la
actual Badrah-) el administrador fue un sakkana , especie de gobernador
y general.
Las fuentes muestran a Ur III como un Estado muy centralizado bajo la
autoridad de un rey absoluto, aunque necesitado de la lealtad de los
ensis. Parece que hay más propiedad y actividad "privada" de la que se
pensaba; esto es, actividad de dueños de tierras cuyas rentas no
dependen directamente de un templo ni del palacio. Las fuentes
disponibles son, en su mayoría, públicas, de donde la abundancia de
información sobre su sector que, sin duda, fue muy importante y
omnipresente: así lo demuestran los archivos de Puzrish-Dagán, un
enorme almacén extramuros de Nippur, que suministraba animales de
sacrificio a los templos y que regulaba el comercio y la artesanía de
la lana y de la piel. Archivos semejantes se han hallado en Umma,
Girsu, Nippur y Ur. Estas estructuras oficiales eran controladas por
una competente burocracia atenta a la administración eficaz y al
cuidado contable, servida por una buena red de correos. Aunque ya se
han pblicado casi 25.000 documentos administrativos de Ur III
(contratos, créditos, alquileres de tierras templarias, compras de
esclavos, etc.), no todos han podido ser estudiados o evaluados aún, de
forma que una visión orgánica del conjunto no es posible todavía ni
evaluar bien el sector "no oficial", mucho menos representado, ni la
situación del país septentrional, en la que los hallazgos han sido
bastante menores.
Etnias. A finales del III milenio, Mesopotamia es un territorio
étnicamente variado. Predomina el elemento acadio y el uso de esa
lengua no deja de crecer a costa del sumerio. El tercer grupo notable,
con lengua propia (tipo semita-cananeo) ya se menciona en tiempos de
Sharkalisharri: el amorrita que, en Ur III, ya tiene miembros en la
cúspide administrativa, aunque los más parecen haber vivido en régimen
nomádico y tribal. Una inscripción del rey Shu Sin, que mandó edificar
una muralla a campo través "para mantener fuera a los Tidnum" (tribu
amorrita) muestra el nivel de su presión en el s. XXI a. C. Su
esplendor se dio en el periodo paleo-babilonio. El cuarto grupo
mesopotámico fue el hurrita, importante en el Norte de la región, cerca
de la actual Kirkuk. Verosímilmente, el ámbito territorial del imperio
de Ur III no sobrepasó al de Acad y no se mencionan lugares anatolios
ni -lo que sorprende y no se explica bien- egipcios (esto, tanto en Ur
III como en la fase paleobabilónica), aunque sí, ocasionalmente, Gubla
(Biblos). El sumerio, que decayó como lengua común, se conservó como
lengua literaria, religiosa y de prestigio y, en general, la literatura
hímnica y las comunicaciones protocolarias y de cancillería alcanzaron
un alto nivel de elaboración.
Decadencia. La correspondencia regia, dos elegías sobre la
destrucción de Ur y Sumer en general y un archivo de Isín en que se
narra cómo el rey usurpador (Ishbi Erra) de la ciudad eliminó a su
soberano, el rey de Ur, nos permiten conocer con algún detalle el final
de la III Dinastía de Ur. Ibbi Sin guerreaba en Elam cuando Ishbi Erra
de Mari logró del rey el mando militar en Isín y Nippur exagerando el
peligro amorrita a la vez que negociaba con el supuesto enemigo y con
varios ensis de la zona "amenazada". En el décimo año del reinado de
Ibbi Sin, y tras demostrar mediante augurios que Enlil le había
retirado el favor para entregarlo a Ishbi Erra, actuó como soberano,
controló Nippur (la ciudad de Enlil) y proclamó su soberanía sobre
Mesopotamia meridional, Ur incluida. Ibbi Sin siguió en el trono
durante catorce años de poderío decreciente. En tal situación, una
hambruna castigó a Ur que fue asediada y destruida por los elamitas con
ayuda de algunos grupos iranios. Ibbi Sin cayó prisionero y la caída de
Ur dejó una fuerte huella en la memoria mesopotámica como muestra de la
ira de Enlil.
IV. PERIODO PALEOBABILONIO hasta Hammurabi
Isín y Larsa. La actividad segregacionista de Ishbi Erra supuso
la creación de una dinastía que duró desde 2017 hasta 1794. La
fragmentación cundió (Der, Eshnunna, Sippar, Kish, Larsa). Durante casi
un siglo, hubo cierta hegemonía de Isín: Ishbi Erra recuperó Ur y
expulsó a los elamitas a los que también venció su hijo, Shuilishu, que
recuperó la estatua de la diosa de Ur, Nanna, botín elamita. Hasta el
reinado de Lipit Ishtar (apr. 1934-1924) los reyes de Isín imitan tanto
a los de Ur que no se aprecia ruptura de continuidad cultural a pesar
de las pugnas internas. El Código de Lipit Ishtar está entre el de
Urnamu y el de Hammurabi, pero más cerca del primero que del segundo no
sólo literaria, sino conceptualmente: por ejemplo, aún no aplica la
norma penal característica de Hammurabi (lex talionis: ojo por ojo,
diente por diente).
Fragmentación política. Algunos autores señalan que el cambio
que marca el tránsito entre el periodo de Ur III y el paleobailonio es
el paso de una población predominante de sumerios y acadios a una de
acadios y amorritas. Parece que, en efecto, hubo una serie de
"usurpaciones" de tronos por "jeques" de tribus amorritas, aunque ése
no sea el caso de Ishbi Erra en Isín, pues procedía de Mari y era
acadio, a juzgar por su nombre, del mismo modo que parecen amorritas
los nombres de la nueva dinastía de Larsa. El quinto rey amorrita de
Larsa, Gungunum (apr. 1932-1906), tomó Ur y se erigió en rival de Isín.
Hasta la episódica unificación que protagonizó Hammurabi, la situación
aparece tornadiza, movediza y socialmente alterada y empeorada. El
amplio archivo de Mari (apr. 1810-1750) es nuestra mejor fuente sobre
la actividad diplomática y las variables alianzas entre estados, el
espionaje mutuo, etc., más atendible que las autoexaltaciones de los
gobernantes de los estados. Otra fuente importante para los siglos
XX-XVIII es la literatura de presagios o profecías, largos textos en
que se examinan conductas de animales o apariencias de objetos (gotas
de aceite sobre el agua, aspecto de los recién nacidos, volutas del
humo de incienso, etc.) y que concluyen con una "predicción"
(naturalmente, a posteriori aunque con apariencia de augurio): "El rey
dará muerte a sus dignatarios y distribuirá sus bienes a los templos",
"Un hombre poderoso tomará el trono de una ciudad extranjera", "Una
tierra se alzará contra su pastor pero no se librará de él", "El rey
destituirá a su visir", "Se cerrarán las puertas de la ciudad y
padecerá una calamidad", etc.
Sociedad. Las fuentes, desde Gungunum de Larsa, dejan conocer
algo del sector privado, que concierta créditos de plata o grano
(cebada). Se aprecian los apuros del hombre corriente, abrumado por las
deudas que pueden llevarle a la ruina, la cárcel, la servidumbre, la
venta de los hijos o la de la propia persona, pues sobre la plata se
cobra un interés del 20% y del 33% sobre el grano, que aumenta si se
supera el vencimiento (normalmente, la estación de la cosecha). Hay
cartas sobre la redención de familiares en manos del acreedor, que
puede reunir una gran fortuna en bienes raíces o en especies metálicas
o naturales. Esta amenaza para el equilibrio social mínimo fue
percibida por algunos reyes, que prescribieron amnistías de deudas o
alivios forzosos de las mismas. Los documentos babilonios sobre granjas
y negocios privados de una especie de clase acomodada independiente del
palacio y los templos. El comercio privado no era el principal, pero
existía, aunque con los riesgos previsibles por no disponer de los
medios estatales. Pudo darse, también, algún caso de "secularización"
de las propiedades templarias. Aunque es de suponer que el palacio
siempre pudo teóricamente proceder a ella, y lo hizo a veces, como bajo
Urukagina de Lagash, ahora el proceso que se aprecia consista en la
concesión de una propiedad (tierra o renta) de un templo a un
particular, que puede venderla o transmitirla en herencia. El proceso
se conoce en Ur, donde los reyes otorgan mercedes (aunque no la
propiedad, sino el usufructo), pero también en el templo del dios Sol
de Sippar, servido por mujeres que hacen vida en un convento o gagum y
que pertenecen a las principales familias de la ciudad pero que no
pueden casarse. Su comunidad religiosa administra abundantes
propiedades, tanto en tierra como en plata, con las que efectúa
enriquecedores préstamos y alquileres.
La tendencia descentralizadora comienza en Isín y concluye en el 72¼
año del linaje de Kudur Mabuk de Larsa (apr. 1834-1763), jeque de una
tribu amorrita (con nombre elamita), que ayudó a su hijo Warad Sin a
consolidarse en el trono. Esta usurpación amorrita dio a Larsa un nuevo
esplendor. Bajo Warad Sin y el largo reinado de su hermano Rim Sin una
gran parte de la Babilonia meridional, Nippur incluida, fue de nuevo
unificada bajo el control de Larsa (1794). Larsa fue conquistada por
Hammurabi en 1763.