
Las
chaebols ante el nuevo gobierno coreano
Por Lic. Sebastián Parodi
Este
trabajo pretende abordar las perspectivas que se abren para
los grandes conglomerados coreanos conocidos como chaebols frente
al nuevo gobierno del presidente Lee Myung-bak, que asumió
en febrero de 2008, y que se presenta a sí mismo como una
administración “pro-negocios”. El giro hacia la centro derecha
en la administración del Estado se espera que marque algunas
tendencias diferentes respecto de las políticas implementadas
en la última década de gobiernos de centro izquierda.
De esta manera, el presente estudio buscará describir,
en clave de continuidades y rupturas, la situación político-económica
que enfrentan las chaebols, teniendo en cuenta la
historia coreana de las relaciones entre Estado y empresa.
Muchos estudios académicos (Harvie
y Lee, 2003; Jwa, 2002; García-Blanch, 2002; Sevares, 2003)
coinciden en destacar el rol central que tuvo el Estado
coreano a partir de 1961 en el crecimiento de las empresas,
aunque muchas de ellas ya habían sido fundadas durante la
ocupación japonesa (1910-1945), y en el marco de lo que
se podría denominar una economía dirigida. La idea del gobierno
era que estas empresas tendrían la capacidad de constituirse
como grandes conglomerados para producir bienes de exportación
y colaborar en el crecimiento económico. La dirigencia gubernamental
situó a las chaebols como piezas fundamentales de
la escena económica nacional.
Pero la crisis económico-financiera
de 1997 motivó una serie de reformas en varios planos de
la economía, lo cual impactó sobre el sistema de chaebols.
Nuestra hipótesis es que el proceso
de reformas dentro del sistema económico encarado por el
gobierno durante la crisis logró superar el descalabro macroeconómico
y contribuyó a desvincular al Estado de las chaebols.
Pero diez años después del inicio de esa política, las chaebols
continúan teniendo enorme preponderancia en la economía
coreana. Y esto se evidencia en el perfil “pro-negocios”
que resolvió adoptar la nueva administración.
Dado que se trata de un gobierno surgido
de elecciones libres y democráticas, tienen especial interés
las implicancias políticas y sociopolíticas –más que las
propiamente económicas– de la relación del gobierno con
las empresas.
LAS CHAEBOLS
El análisis del desarrollo
económico coreano en las últimas décadas no puede dejar
afuera a los conglomerados conocidos como chaebols , que no sólo operan en el ámbito interno
de Corea sino que también tienen presencia internacional.
Las
chaebols son empresas diversificadas en su producción, compuestas por
firmas subsidiarias más pequeñas, que tienen el propósito
de maximizar los beneficios del grupo, el cual opera bajo
un único y estrechamente conectado centro gerencial. Es
un sistema de negocios integrado funcionalmente, no solamente
un grupo de empresas. Aunque las chaebols no tienen
un estatus legal en sí mismas, desde el análisis económico
operan como un holding que gerencia y nuclea funcionalmente
a un grupo de empresas. Podemos considerarlas entonces como
“grandes conglomerados” (Jwa, 2002).
Resulta pertinente señalar algunas
de las principales características de las chaebols
coreanas, que las distinguen de otros modelos empresariales
occidentales, incluso el modelo de keiretsu japonés
.
-
En primer
lugar, mientras que las empresas japonesas se constituyeron
en torno a uno o varios bancos, las chaebols carecieron
de esta pieza de financiación.
-
También,
las chaebols han tenido una dependencia muy importante
de la deuda como modo de financiamiento, y han utilizado
escaso capital propio, lo cual ha generado problemas de
liquidez en el sistema financiero nacional.
-
Gran parte
del control gerencial ha sido ejercido por el fundador de
la empresa y la familia del fundador, a través de uniones
maritales entre las familias dueñas de las chaebols
(García-Blanch, 2002).
-
Una de
las características más prominentes fue el grado de diversificación
en el que operaban las chaebols. Por dar sólo un
ejemplo, Hyundai llegó a intervenir en los sectores de la
construcción, automotriz, banca, astilleros, petroquímica
y logística.
LAS CHAEBOLS Y EL ESTADO
Los gobiernos autoritarios y la democratización
Con la llegada al poder de Park Chung-hee
en 1961, las empresas coreanas empezaron a desarrollarse
a partir de una mezcla adecuada de incentivos y controles.
En ese punto el rol del Estado fue central, ya que por un
lado fijaba objetivos a las empresas y exigía el cumplimiento
de determinadas metas, y por el otro también tenía el poder
de penalizar. De hecho, el gobierno ordenó desmantelar emprendimientos
completos por ineficiencia (Harvie y Lee, 2003). Sin embargo
esta práctica se vio bastante atenuada dado que se optó
por consolidar a las firmas aunque fueran ineficientes,
con la idea que empresas grandes, con la capacidad de concentrar
recursos económicos, podrían tener más capacidad de incrementar
las exportaciones. Primó allí lo que se ha dado en llamar
el lema “too big to fail” (demasiado grande como
para fallar), lo que trajo aparejado que la mentalidad empresaria
propendiera al excesivo endeudamiento, la subestimación
de los riesgos del mercado y la inversión desmedida en determinadas
áreas que no podía ser retribuida en rentabilidad.
A diferencia de Japón, la economía
coreana se caracterizó por tener un sistema operando en
función de los grandes conglomerados, en detrimento de las
pequeñas empresas (Harvie y Lee, 2003).
Si se compara el proceso de desarrollo
coreano con otros procesos en el sudeste asiático o en países
latinoamericanos, Corea se diferencia en que el Estado,
pese a la corrupción, se caracterizó por un alto nivel de
profesionalismo en sus cuerpos técnicos (Penoncello, 2006).
Aunque definitivamente hubo errores de análisis y corrupción
en algunas prácticas, esto no obstaculizó el desarrollo
general del país.
En síntesis, el fortalecimiento de
las chaebols fue producto de la decisión gubernamental
de privilegiar a los grandes conglomerados a partir de un
direccionamiento de la economía y la selección de empresas
a ser beneficiadas .
Con la democracia, las empresas fueron
alentadas por el Estado –bajo la presidencia de Kim Young-sam
(1993-1998)– a establecer una nueva vinculación con el mercado
internacional. Si antes se basaba fundamentalmente en la
exportación de bienes, ahora se abrirían los caminos en
dos áreas: la inversión en el exterior, y el acceso al crédito
de organismos y bancos extranjeros. Así, el proceso de “multinacionalización”
de las empresas parecía que se iniciaba con mucho empuje.
El ingreso de Corea a la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en
diciembre de 1996 selló este proceso, reconociendo este
nuevo estatus de la economía coreana en la estructura internacional.
Fue un momento de despegue y de gran entusiasmo. Entre los
analistas coreanos e internacionales predominaban las perspectivas
auspiciosas.
Pero a los pocos meses estalló la crisis
asiática y el impacto sobre Corea fue mayúsculo, en comparación
con lo sucedido en Japón y China.
La quiebra de varias chaebols
(como la acerera Hanbo Steel) produjo pánico entre la dirigencia
gubernamental y empresarial. El gobierno firmó con el Fondo
Monetario Internacional (FMI) un acuerdo para un paquete
de ayuda por 58,3 mil millones de dólares, y ese préstamo
de salvataje significó una herida muy fuerte en el orgullo
nacional de los coreanos, que se esmeraron por cancelar
la deuda en poco menos de tres años.
Durante la crisis, tanto el gobierno,
como la opinión pública y los intelectuales nacionales y
extranjeros identificaron a las empresas y en general al
sistema de chaebols como uno de los problemas –aunque
no el único– de la economía de Corea. Debido al hecho de
que se trató de una crisis financiera y cambiaria, el sobreendeudamiento,
el gerenciamiento excesivamente centralizado de los conglomerados,
y la escasez de racionalidad corporativa hicieron que gran
parte de la sociedad civil responsabilizara a las chaebols
no sólo desde lo económico sino también desde lo político.
Presidencia de Kim Dae-jung
La presidencia de un líder histórico
en la lucha por la democracia, Kim Dae-jung, comenzó en
febrero de 1998 enfrentando la peor crisis económica desde
la posguerra en la década del ’50.
Con un perfil de centro izquierda,
Kim encaró la crisis en forma activa, planteando un ambicioso
esquema de reformas que afectarían todos los resortes de
la economía, fundamentalmente las reglas de juego de los
sectores público, bancario, financiero, empresarial y laboral
(Di Masi, 2003).
Paralelamente, Kim apostó a que Corea
pudiera liberalizar los mercados de capitales y atraer inversión
extranjera directa. Di Masi (2003) sostiene que
“se observa en este período un intento de Corea
de adaptar su normativa y sus instituciones a las demandas
de la comunidad internacional” (p. 100).
a)
Reformas laborales. A través de un Comité Tripartito –creado en 1998 e integrado por empresarios,
trabajadores y el gobierno–, se acordaron medidas para permitir
el despido de trabajadores en base a consideraciones de
productividad. A cambio los trabajadores tuvieron una reducción
de la jornada laboral (de 44 a 40 horas semanales), y beneficios
sindicales.
b)
Reformas en el sistema financiero. Se dispuso reducir el número de entidades bancarias,
abrir el acceso al crédito de largo plazo y preparar la
apertura a la competencia extranjera. También se limitó
la participación de las chaebols en la estructura
bancaria.
c)
Reformas en el mercado bursátil. Se implementaron medidas técnicas para evitar
manipulaciones a partir de información falsa y fraude contable.
“En términos
políticos, estas medidas también sirvieron para poner en
caja el excesivo poder que habían concetrado los conglomerados.
El gobierno coreano aprovechó una coyuntura internacional
negativa –como la Crisis Asiática– para ubicar en el centro
de la escena al propio Poder Ejecutivo y consagrar un conjunto
de cambios que desde hace muchos años no lograba materializar”
(Di Masi, 2003, p. 101).
Como política directa hacia las chaebols,
el gobierno se focalizó en incrementar la transparencia.
Autorizó sólo un endeudamiento máximo del 200% del capital
de cada empresa, solicitó que se hiciera la preparación
anticipada de balances consolidados para bloquear la posibilidad
de pagos cruzados entre subsidiarias del mismo conglomerado,
y aplicó medidas de control sobre accionistas que ejercían
funciones gerenciales.
Luego, se facilitaron las fusiones
de empresas como una forma de salvarlas de la quiebra y
se simplificó la legislación referida a esa cuestión.
La apertura del sector externo se verificó
con la disminución de la protección arancelaria –política
que ya venía de años anteriores–, el aumento de la transparencia
internacional, y la remoción de obstáculos legales para
las inversiones extranjeras.
Un hito emblemático de todo este proceso
fue el caso de la chaebol Daewoo.
“Los inversores
internacionales aplaudieron al gobierno en agosto de 1999
por no rescatar al grupo Daewoo y por permitir su quiebra
y posterior desmantelamiento. Esta decisión no fue solamente
una muestra de la inminente separación de las relaciones
empresa-Estado [...]. Esta decisión se tomó también con
el objeto de no cargar a los contribuyentes coreanos con
el rescate de Daewoo y, por supuesto, para no empeorar aún
más la precaria situación de las finanzas públicas” (García-Blanch,
2002, p. 131).
En conclusión, el Estado democrático,
ahora bajo la presidencia de Kim Dae-jung tomó la posta
en medio de la crisis y procedió a reformar mucho de la
estructura legal vinculada a los conglomerados. El ataque
frontal que el presidente Kim Dae-jung encaró durante la
crisis fue una de las políticas más populares del gobierno.
Con el pasar de los años Kim sufrió
un desgaste considerable en su imagen pública (como suele
suceder con los presidentes coreanos), pero eso no impidió
que en 2002 ganase la presidencia otro representante de
la centro izquierda, el abogado de derechos humanos Roh
Moo-hyun. Roh anunció que continuaría con muchas de las
principales políticas de su antecesor.
Presidencia de Roh Moo-hyun
El gobierno de Roh (2003-2008) se propuso
hacer hincapié en políticas de redistribución y bienestar
público por sobre el crecimiento económico. Planteó para
eso aumentar los impuestos y consolidar la separación entre
el capital financiero y el capital industrial.
Sin embargo, el gobierno, en el ejercicio
del poder, no se caracterizó por tener una política definida
hacia el sector empresarial. En marzo de 2004 Roh fue destituido
por la Asamblea Nacional, pero el Tribunal Constitucional
lo repuso en su cargo en mayo de ese año. Por eso, la administración
que se había presentado con un perfil reformista de la economía,
estuvo dominada por los avatares políticos durante toda
la primera etapa.
En agosto de 2006 Roh presentó el Plan
Vision 2030, que pretendió hacer énfasis sobre la compatibilidad
de crear un círculo virtuoso entre el desarrollo económico
y el bienestar social. La idea era que todo el sector empleador
(desde las chaebols hasta las pequeñas empresas)
se sumaran al compromiso de fomentar políticas sociales
redistributivas como la seguridad social, el apoyo a las
familias, la vivienda y el medio ambiente, entre otras.
En el plano externo, un punto especialmente
significativo, y que ejemplifica una tendencia de política
general del gobierno, tiene que ver con las relaciones económicas
con China. En noviembre de 2005 Corea reconoció el estatus
de economía de mercado de aquel país. Unas 40 mil empresas
coreanas tienen operaciones en territorio chino, lo que
explica que ese país ocupe el primer lugar en cuanto al
origen de las importaciones de parte de Corea. Sin embargo,
Corea mantiene un holgado superávit comercial con China,
cosa que no sucede con Japón, con quien persiste el déficit
desde hace años.
También en el plano externo, pero en
este caso con Corea del Norte, el Complejo Industrial de
Kaesong comenzó a operar en diciembre de 2004. Bajo el lema
de ‘La Esperanza de la Co-Prosperidad Nacional’, Kaesong
es un emprendimiento surgido de las políticas de acercamiento
que encaró el gobierno de Kim Dae-jung y que se reflejó
en los acuerdos del año 2000. Es una región industrial bajo
la administración especial del Comité de Gerenciamiento
del Distrito Industrial de Kaesong (KIDMAC, por sus siglas
en inglés), que se localiza en territorio norcoreano y se
comunica con una línea ferroviaria de transporte de mercancías,
a 10 kilómetros de la Zona Desmilitarizada de la frontera
entre el Norte y el Sur.
En este punto está claro que el gobierno de Roh
alentó la política iniciada por su antecesor, y contó con
la colaboración de las grandes empresas surcoreanas que
se veían atraídas por los beneficios en materia fiscal y
por el bajo costo laboral de los empleados norcoreanos.
Eso permitía la fabricación de textiles y otros productos
de un nivel medio de industrialización, con precios competitivos
para enfrentar las mercaderías importadas desde China.
Pero posiblemente la política más llamativa
del gobierno a favor de las chaebols se incluyó dentro
de las negociaciones y la firma del Acuerdo de Libre Comercio
con Estados Unidos.
Más allá de su orientación
de centro izquierda, el gobierno interpretó a los acuerdos
de libre comercio como un instrumento para acceder a los
mercados exteriores y proteger las inversiones y los derechos
de propiedad intelectual de las empresas coreanas en otras
áreas o países (Giné, 2008). Este convenio sólo es un caso
más de toda una política de libre comercio que busca acuerdos
con Japón, Canadá, México, India y la Unión Europea.
Ya en 2007 Corea contaba
en total con 36 acuerdos concluidos, 41 en negociación,
y 25 propuestos. Tales herramientas de política económica
internacional se están adoptando cada vez más en Asia y
en el resto del mundo a raíz de los continuos fracasos de
las rondas de negociaciones en el seno de la Organización
Mundial de Comercio.
El 30 de junio de 2007,
el presidente Roh y su par norteamericano, George W. Bush,
firmaron el Acuerdo de Libre Comercio Corea-Estados Unidos
(KORUS FTA, por sus siglas en inglés). En términos sencillos,
prevé eliminar aproximadamente el 95% de los aranceles sobre
las mercancías dentro de los tres años a partir de su entrada
en vigor, y busca incrementar el comercio bilateral.
Este acuerdo, que no estuvo libre de
debate público y de protestas en las calles –como la acontecida
el 22 de noviembre de 2006 en varias ciudades coreanas–,
a mediados de 2008 todavía se encuentra pendiente de ratificación
por parte de los Congresos de ambos países.
Durante el gobierno de Roh hubo en
general indicadores macroeconómicos positivos, pero eso
no necesariamente se tradujo en percepciones favorables
en la sociedad civil y en el sector empresario. La imagen
positiva del presidente Roh cayó a sólo el 19,5% hacia el
final de su mandato, pero se recompuso bastante tras la
celebración de la II Cumbre Intercoreana en octubre de 2007
(Giné, 2008). A esa cumbre, el presidente viajó con algunos
de los directivos de las chaebols más importantes,
ya que se analizaron nuevos proyectos para el Complejo Industrial
de Kaesong y la creación de una zona económica especial
en Haeju.
LA LLEGADA AL PODER DE LEE MYUNG-BAK
El ex directivo de Hyundai y candidato
por el Gran Partido Nacional, Lee Myung-bak, ganó las elecciones
presidenciales del 19 de diciembre de 2007 con un amplio
margen: 48,7% de los votos frente a 26,1% de su competidor
más cercano, el postulante de la Unión del Nuevo Partido
Democrático, Chung Dong-young. En la votación se pudo ver
el giro coservador del electorado coreano, ya que entre
el presidente electo y el candidato independiente de derecha
Lee Hoi-chang cosecharon el 63,8% de los votos, dejando
muy por atrás a la opción de centro izquierda de Chung,
quien se proponía continuar la línea del saliente Roh Moo-hyun.
Antes de ingresar a la política en
1992 como diputado de la Asamblea Nacional, Lee se había
desempeñado como alto ejecutivo de la chaebol Hyundai.
Se presentó ante el electorado como un self-made man,
porque pudo desarrollar una carrera exitosa en el ámbito
de los negocios, siendo que había nacido en 1941 en un hogar
humilde de Osaka, Japón, donde su familia y otros coreanos
trabajaban durante la ocupación de la península.
Esta condición generó buenas expectativas
de parte de las chaebols, que esperaban disfrutar
de una “luna de miel” con el gobierno (Ryu, Korea Times,
2007).
Durante un debate televisivo en noviembre
de 2007, en plena campaña electoral, Lee aseguró que en
caso de ganar
“el mayor cambio de la próxima administración
sería probablemente el clima pro-negocios. [...]. Políticas
pro-negocios significan la eliminación de varias regulaciones
para grandes grupos empresariales conocidos como chaebol
y perspectivas a futuro para pequeñas y medianas compañías.
[...]. El alivio de reglas y regulaciones no sólo es para
las chaebols sino también para toda la economía de
la República de Corea” (Lee Myung-bak, citado en Ryu, 2007
).
Como respuesta, los anuncios de inversiones
de parte de las principales chaebols como Samsung,
Hyundai-Motor, LG y SK Group se multiplicaron.
A fines de 2007, Corea se encontraba
en un contexto de reencauzamiento de las relaciones con
Corea del Norte, luego de que esta última continuara –más
allá de las demoras– con el proceso de desnuclearización
.
Por otra parte, si bien las luchas
no son ya por la democratización, los movimientos sociales
y civiles constituyen el rasgo distintivo de la sociedad
civil de Corea (Bavoleo, 2006). A ellos se suman las redes
de estudiantes secundarios y universitarios que espontáneamente
se hacen eco de reclamos y protestas sobre temas polémicos
de la agenda pública. Los impactos políticos de estas dinámicas
son variables, ya que dichas manifestaciones de descontento
no se traducen automáticamente en un dispositivo institucional.
Sin embargo, la elección de Roh Moo-hyun en 2002 ya demostró
que puede haber una influencia decisiva.
En cuanto al escenario económico, Corea
crecía hacia fines de 2007 a un ritmo promedio del 5% anual,
a partir del dinámico sector exportador liderado por las
chaebols. Las 10 primeras empresas exportadoras del
país suman aproximadamente el 37% de las exportaciones coreanas,
y la participación de las grandes empresas de más de 300
empleados totaliza el 68%.
También se presentan desafíos coyunturales
referidos a los impactos económicos del incremento del precio
internacional del petróleo y la energía en general, y la
crisis hipotecaria en Estados Unidos y su repercusión mundial
a nivel de los mercados bursátiles.
El programa de gobierno de Lee estuvo
fijado bajo el lema “Korea 7.4.7”. Este plan tenía tres
objetivos: alcanzar un crecimiento anual del PBI del 7%
en un margen de 10 años, llegar a los 40 mil dólares de
renta per cápita antes de 2017, y poder ser el séptimo país
más industrializado del mundo. Sin embargo, poco después
del asumido el gobierno, desde los propios despachos oficiales
se encargaron de moderar dichas aspiraciones.
Política hacia las chaebols
Cualquier candidato serio a la presidencia
no podría haberse desentendido ante el electorado respecto
de qué actitud adoptaría hacia las chaebols, en tanto
actores fundamentales de la economía. Lee Myung-bak se ocupó
de dejar muy en claro desde el primer momento su aspiración
de encabezar un gobierno “pro-negocios”.
En Corea, existe un extendido “sentimiento
anti-chaebol” en gran parte de la sociedad civil
coreana (Jwa, 2002), lo que implica que una política demasiado
abocada o abiertamente pro-empresarios tienda a repercutir
en una caída de popularidad si no se toman medidas que favorezcan
a la población, fundamentalmente los trabajadores. El triunfo
del partido de Lee en las elecciones legislativas de abril
de 2008 muestra que aunque se mantuvo la base de apoyo,
crecen los grupos que empiezan a manifestarse abiertamente
en contra del gobierno. El punto más contundente de este
fenómeno lo experimentó Corea el 10 de junio de 2008, con
la “Marcha de Luz de Vela” en Seúl .
Ryu (2007) explica que en la sociedad
coreana están presentes hoy en día “sentimientos ambivalentes”
hacia los grandes conglomerados, porque los coreanos por
un lado reconocerían los aportes al éxito económico coreano
y la creación de empleos en las últimas décadas; pero a
su vez pondrían serios reparos sobre la concentración de
riqueza, el monopolio –u oligopolio– de recursos económicos
y financieros, y la poca transparencia histórica en sus
relaciones con los funcionarios gubernamentales.
En este escenario político y social,
nos interesa identificar las principales directices que
abarcan la relación del gobierno con las empresas, por lo
que prescindiremos de la posibilidad de avanzar en un análisis
más detallado de toda la política económica.
Entonces podemos identificar:
a)
Incentivos para las empresas. En la reunión que Lee, como presidente
electo, mantuvo el 28 de diciembre de 2007 con los principales
referentes de los grupos Samsung, Hyundai Motor, LG y SK,
se prometieron incentivos fiscales y en materia financiera
dirigidos especialmente para el sector empresario. Se planteó
bajar el impuesto de sociedades del nivel actual del 25%
al 20%, y se irían levantando gradualmente algunas limitaciones
para que las chaebols puedan invertir en el sector
financiero. Los incentivos no sólo se dirigirían a los grandes
conglomerados sino también a las pequeñas y medianas empresas
en la forma de planes de apoyo a la competitividad y la
innovación.
b)
La impronta de desarrollo tecnológico.
La apuesta tecnológica tiene gran tradición en Corea. Hubo
especial dedicación sobre las aplicaciones industriales,
fundamentalmente en las ramas de semiconductores, el sector
automotriz, astilleros, y dispositivos tecnológicos en general.
No es de sorprender que las principales chaebols
se destaquen nacional e internacionalmente en este campo.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Educación, Ciencia
y Tecnología de la República de Corea, los gastos presupuestarios
en esa área se incrementaron del 2,37% del PBI en 1995 al
2,99% en 2005. Éste es un buen ejemplo de cooperación productiva
entre el Estado y las empresas, donde el primero fomenta,
desde la educación, la formación de profesionales; y las
segundas les brindan los ámbitos donde desempeñarse.
c)
La integración económica con el Este
Asiático.
Más allá de los acuerdos de libre comercio, Corea se perfila
como el país indicado para convertirse en un centro logístico
y financiero. Dada su posición geográfica, entre Japón y
China, Corea podría capitalizar la fuerte dinámica del comercio
regional, constituyéndose en un hub económico en
el Noreste Asiático (Kim, 2007). El país aspira a seguir
manteniendo los altísimos niveles de comercio con sus gigantes
vecinos, a lo que se suma la voluntad política del presidente
Lee de reactivar el diálogo con Japón (Giné, 2008).
d)
El Acuerdo de Libre Comercio con Estados
Unidos.
Firmado en junio de 2007, el KORUS FTA aún debe ser ratificado
por los Congresos de ambos países. El gobierno de Lee cree
que el Congreso norteamericano ratificará el tratado tras
la elección presidencial en ese país en noviembre de 2008
(Korea Times, edición 21 de agosto de 2008), mientras
que en Corea todavía se negocia con los legisladores.
Continuidades y rupturas
¿Qué se puede extraer de lo expuesto
sobre las políticas llevadas adelante por los gobiernos
de Kim Dae-jung y Roh Moo-hyun en torno a las chaebols,
y dónde queda posicionado lo que se propone el recién asumido
Lee Myung-bak?
Un análisis posible consiste en presentar
el escenario en clave de continuidades y rupturas. El problema
principal de este ejercicio es que el nuevo gobierno no
ha cumplido ni siquiera 1 año en el ejercicio del poder,
por lo que se dificulta la tarea de hacer una evaluación
con las variables de lo propuesto / lo realizado,
sin que los elementos de análisis estén dominados por la
dinámica coyuntural. De todas maneras, creemos productivo
establecer, muy sintéticamente, algunos puntos.
Continuidades:
-
La impronta de desarrollo tecnológico. Es de esperar que la apuesta de Corea por la
tecnología no sólo continúe sino que también se profundice.
En ese sentido, García-Blanch asegura que
“la política científica y tecnológica coreana
no ha sido especialmente revolucionaria, pero también es
cierto que se ha implementado de manera coordinada, rigurosa,
competente y eficaz. La receta del desarrollo económico
asiático no parece depender fundamentalmente de una política
científica y tecnológica extraordinariamente exitosa, sino
de un diseño acertado y coherente de políticas e instituciones
públicas y de un impulso eficaz del aparato del Estado a
diferentes niveles” (p. 138).
-
La política aperturista del sector externo. Se refiere principalmente a los acuerdos de
libre comercio, ya que se manifiestan como una tendencia
sólida en la estructura económica coreana. Como se afirmó
más arriba, la caída de los gobiernos de corte autoritario
en los años ’90 permitió que se avanzara desde un modelo
industrial exportador a una política más abierta al intercambio
y a la adecuación a las reglas de juego económicas internacionales.
Tanto los acuerdos concluidos, como los que están en negociación
y que han sido propuestos dan fe de una voluntad de vinculación
dinámica y competitiva con el mundo.
-
La “multinacionalización” de las prácticas gerenciales de las chaebols. En directa relación con el
punto anterior, esta cuestión tiene especial repercusión
en lo que hace a la posibilidad de que las empresas que
crecieron y se consolidaron apañadas por el Estado coreano,
puedan competir a nivel mundial en similares condiciones
a otras grandes multinacionales. Las exigencias gubernamentales,
sociales e internacionales de transparencia en materia contable
y en el manejo accionario siguen presionando a los grandes
conglomerados. Las autoridades judiciales coreanas también
tienen parte en la lucha contra la corrupción. El caso más
reciente salido a la luz es la investigación sobre el presidente
de Samsung, Lee Kun-hee, quien en abril de 2008 debió renunciar
a su cargo a raíz de las acusaciones judiciales de evasión
impositiva y abuso de confianza.
-
Las operaciones en Kaesong como lazo cooperativo con Corea del Norte. Las empresas han aceptado tomar un
papel activo en las políticas gubernamentales de acercamiento
y reencauzamiento del conflicto. Si bien existen estimaciones
oficiales que alertan sobre los costos financieros de los
emprendimientos que debería soportar Corea del Sur, el gobierno
de Lee parece dispuesto a seguir la línea de continuidad,
más allá de las recurrentes idas y venidas en la relación
con el gobierno de Pyongyang. Actualmente operan en Kaesong
al menos 30 empresas surcoreanas, principalmente Hyundai
Asan, una división de la chaebol Hyundai, empleando
unos 20 mil trabajadores norcoreanos. Los bajos costos laborales
actúan como un fuerte elemento de atracción.
Rupturas:
-
Las rebajas impositivas e incentivos fiscales. Como señalamos anteriormente, los
beneficios para las empresas en dichas áreas funcionan como
evidencias netas de las políticas de un gobierno que plantea
crear un ambiente más propicio para el sector empresario.
-
La flexibilización del mercado financiero. El presidente Lee ha prometido que se flexibilizarán
algunas de las restricciones impuestas durante el gobierno
de Kim Dae-jung a la participación de las chaebols
en el sector financiero. Roh Moo-hyun había intentado mantener
dichas restricciones, pero en los últimos años fue creciendo
la cantidad de subsidiarias de las chaebols (excepto
el caso de Samsung) y los manejos de deuda cruzada (cross-debt)
entre dichas subsidiarias (Oh, 2008).
-
La estrategia de seducción. En términos más bien simbólicos, pero con contundentes implicancias políticas,
el Estado encabezado por Lee Myung-bak está intentando llevar
adelante una estrategia de seducción de las chaebols.
Ese perfil “pro-negocios” que el presidente se atribuyó
a sí mismo y a su gobierno apunta hacia una menor regulación
estatal sobre la economía. Pero también pretende transmitir
una imagen de progreso a partir de las ideas de eficiencia,
impronta tecnológica y presencia mundial.
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
Hasta aquí hemos pretendido presentar
un panorama esquematizado de lo que el nuevo gobierno coreano
de centro derecha recibe luego de una década de administraciones
de centro izquierda.
Especialmente el gobierno de Kim Dae-jung
fue el que logró llevar adelante una serie de reformas muy
importantes que permitieron superar la crisis asiática en
la que estuvo sumido el país entre 1997 y 1998. La recuperación
de esa crisis demostró que el desarrollo de Corea no es
una experiencia fallida, y que los logros alcanzados en
materia económica y social se fundamentan sobre una base
que si bien no es tan sólida como la de los principales
países desarrollados, contiene características que trascienden
a la coyuntura nacional e internacional. En ese sentido
es que se abrigan perspectivas más que promisorias para
los próximos años.
El aporte de las chaebols continúa
siendo decisivo, aunque cada vez se nota en forma más contundente
que las demandas de la sociedad civil y los trabajadores
apuntan hacia una mayor transparencia y más políticas que
redunden en bienestar social generalizado. La antigua ecuación
de ‘primero crecimiento económico y desarrollo, y luego
bienestar social’ ha evolucionado en un sentido positivo,
en un círculo virtuoso, que apunta al bienestar. Pero el
modelo no carece de falencias, que se perciben aún en el
ámbito social, y así lo evidencian las recurrentes protestas
de estudiantes y trabajadores.
El escenario que encuentra el nuevo
gobierno coreano presenta rupturas, pero hemos marcado que
en realidad se avizora el predominio de la continuidad de
las políticas, lo que sin dudas refleja que Corea se ha
sumado al tren de países que han alcanzado un elevado nivel
de desarrollo económico y social.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): http://www.oecd.org/
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Samsung: http://www.samsung.com/us/
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The Seoul Times: http://www.theseoultimes.com/
Las diez chaebols más grandes
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1965
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1975
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1985
|
1994
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2000
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1
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Samsung
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Samsung
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Lucky
|
Samsung
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Samsung Co.
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2
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Lucky
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Lucky
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Hyundai
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Hyundai
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Hyundai Corp.
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3
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Ssangyong
|
Hyundai
|
Samsung
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LG (Lucky)
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Samsung Electronics
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4
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Panbon
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Hanjin
|
Sunkyung
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Daewoo
|
Hyundai Motor
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5
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Samho
|
Hyosung
|
Daewoo
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Sunkyung
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LG International Corp.
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6
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Samyang
|
Ssangyong
|
Ssangyong
|
Ssangyong
|
Daewoo Corp.
|
7
|
Tongyang
|
Daewoo
|
Hanjin
|
Hanjin
|
SK Corp.
|
8
|
Taehan
|
Doosan
|
Korea Explosives
|
Kia
|
LG Electronics
|
9
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Kaepoong
|
Donga
Construction
|
Daelim
|
Korea
Explosives
|
Korea
Electric Power
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10
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Hwashin
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Shin Donga
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Hyosung
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Lotte
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Pohang Iron & Steel
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Fuente: García-Blanch (2002). p. 115.
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