Notas: 1) Reino de Cerdeña-Piamonte
(más los territorios del signo 2, cedidos a Francia en 1860); 3) Anexión del
Milanesado (1859); 4) Anexión de la Italia peninsular y Sicilia; 5) Conquista
de Venecia (1866); 6) Anexión de Roma y región romana (1870).
La unificación de Italia por la
monarquía de Saboya es un hecho paralelo a la de Alemania por Prusia.
Sus etapas son sensiblemente las mismas. Ambos fenómenos responden al
movimiento nacionalista que se desarrolló durante el siglo XIX en varias partes
del continente europeo.
En 1815, el reino de Cerdeña-Piamonte,
regido por los Saboyas, comprendía el territorio indicado por los signos 1 y 2,
o sea, por Saboya, Piamonte, Génova, Niza y Cerdeña. A pesar de reiteradas
tentativas militares y políticas, esta situación no experimentó cambio alguno
hasta 1859, en que gracias a la victoria obtenido con el auxilio de Napoleón
III sobre Austria, esta potencia cedió al Piamonte el Milanesado (signo
3), aunque por el apoyo recibido Víctor Manuel II hubo de entregar a Francia Saboya
y Niza (signo 2). Al año siguiente, mediante plebiscitos y atrevidas
empresas guerraras, como la de Garibaldi, los ducados de Parma, Módena
y Toscana, la Romaña y las Marcas, y el reino de las Dos
Sicilias (signo 4), fueron incorporados al reino de Italia, que se creó
oficialmente en 1861.
En 1866, participando al lado de
Prusia en la guerra contra Austria, la nueva monarquía, aunque sus ejércitos
resultasen vencidos en el campo de batalla, obtuvo Venecia (signo 5).
Sólo faltaba incorporar al reino la ciudad de Roma, lo que se logró por
un golpe de fuerza en 1870 (signo 6), aprovechando para tal fin el derrumbamiento
del régimen de Napoleón III en Francia.