Notas: 1) Posesiones y líneas
de comunicación de España; 2) Portugal y sus colonias; 3) Gran Bretaña y sus
posesiones; 4) Francia y sus posesiones; 5) Holanda y sus posesiones.
Durante el siglo XVIII, el mundo
asistió al desarrollo del Imperio Británico.
Los antiguos imperios coloniales,
que habían surgido en la época de los grandes descubrimientos, continuaron
más o menos con su prístina extensión. Así, España (signo 1) dominaba la
mayor parte del continente americano, desde California y Nuevo México a
Patagonia, con los virreinatos de Nueva España, Nueva Granada, Perú y El
Plata; en Oceanía, poseía aún las Filipinas. En cuanto a Portugal (signo 2)
había ampliado sus posesiones en el Brasil a expensas de España; en África
conservaba las posesiones de Angola y Mozambique.
A partir de 1714, el Imperio
Británico (territorios, bases y líneas de influencia política según el signo
3) se extiende en América del Norte, India y Australia. En todas partes choca
con las tentativas de colonización francesa (territorios, bases y líneas de
influencia políticas según el signo 4). Así en América del Norte, mientras
los ingleses poseen la costa atlántica, Terranova y los territorios de la
bahía de Hudson, los franceses detentan el Canadá y la Luisiana. En la India
asistimos a la misma rivalidad, encarnada en las ciudades rivales de Madrás y
Pondichery. En ambos campos de lucha triunfó Inglaterra durante la Guerra de
los Siete Años que la hizo señora del mar sobre Francia y España.
El Imperio Holandés, tan pujante
en el siglo XVIII, quedó reducido a algunas bases aisladas y a la rica posesión
de Insulindia, según se indica con el signo 5.