Notas: 1) Límites de los
estados rusos a fines del siglo XV; 2) Gran ducado de Moscú a fines del siglo
XV; 3) Anexiones de Tver y Riazán; 4) Imperio de Iván IV; 5) Expansión en
tiempos de Alejo I; 6) Conquistas de Pedro I; 7) Conquistas de Catalina II.
Después del hundimiento de los
principados del Sur en el siglo XIII a consecuencia de la invasión
mogólica,
Rusia renace con los ducados que se forman en la zona forestal de la alta cuenca
del Volga. Así, a fines del siglo XV, la situación política del país es como
se indica en el mapa con las fronteras correspondientes al signo 1: al Noroeste
y Norte, los territorios de la república de Novgorod; en el centro, los
de los ducados de Tver, Moscú, y Riazón; en el Este, y
Sudeste, los kanatos mogoles de la Horda de Oro (Kazán), Crimea y
Astrakán; y en el Oeste y Sudoeste, las regiones de Ucrania y Rusia
Blanca, pertenecientes al gran ducado de Lituania o a Polonia.
Entre los Estados rusos, el de Moscú,
a causa de su posición central, se reveló como el más poderoso y se
convirtió en el núcleo de cristalización del país (signo 2). Después de las
primeras anexiones, como Tvery y Riazán (signo 3), su territorio experimentó
una buena ampliación con Iván III e Iván IV, quienes se proclamaron, además
zares de Rusia, Novgorod, Kazán, Astrakán y parte de
Crimea pasaron a depender
de Moscú (signo 4).
Este desarrollo se paralizó en la
primera mitad del siglo XVI. En la segunda, durante el reinado de Alejo, se
amplió hacia el Oeste a expensas de Polonia y Lituania, trasladándose la
frontera la línea Esmolensko, Tchernigov, Kiev; en el Este, los límites se
establecieron en el Ural (signo 5).
Durante el siglo XVIII, el Imperio
de los zares conoce dos grandes expansiones: una con Pedro I, que conquistó
Carelia, Estonia y Livonia, y otra con Catalina II,
que aumentó sus dominios a expensas de Polonia, Lituania y Turquía (Crimea),
como indican el color y los límites de los signos 6 y 7.