LAS CASAS DE MONEDA  ESPAÑOLAS EN AMÉRICA DEL SUR

 

II.- El XVII: un siglo en crisis

 

La ceca ilegal de Lima

 

 

        Una de las consecuencias del desorden monetario causado por las falsificaciones de Potosí y la escasez de moneda en el virreinato fue el hacer renacer en los limeños el anhelo de tener ceca.  Por ello, en 1650 el conde de Salvatierra escribió un informe al soberano en el cual le exponía las conveniencias que significaría para la Ciudad de los Reyes y el virreinato en general contar con una casa de moneda en la capital.  Para desazón de los limeños Su Majestad consideró que los fundamentos esbozados  por el virrey no eran suficientes y por lo tanto no aceptó la propuesta.  Inicialmente el sucesor de Salvatierra, Alonso Enríquez de Guzmán, Conde Alva de Liste, tuvo la misma opinión que el rey de los informes de su antecesor sobre el tema de la ceca, y consideró que las medidas ya tomadas para solucionar el problema monetario del virreinato eran suficientes para terminar con la escasez, aún cuando era generalizada la opinión que todas las medidas adoptadas para el "consumo de la moneda antigua" no haría sino agravar la falta de numerario, lo cual no tardó mucho en confirmarse.

 

         Así estaba la situación cuando el Cabildo de Lima, el ocho de agosto de 1658, nombró a los regidores Pedro Álvarez Despinoza y Bartolomé Hazaña para que expusiesen ante el virrey las razones existentes para considerar la urgencia de establecer una casa de moneda en Lima, ya que la...

 

"…mucha baxa que tienen las barras hace que no se pueda comerciar con ellas, a causa de que por ese motivo se producen muchos pleitos y controversias que se originan de su menor valor." [1] 

 

         Parece ser que los argumentos esgrimidos por los regidores debieron ser contundentes pues el virrey quedó convencido y luego de revisar muchos informes y papeles sobre la materia, llegó a la conclusión que era necesario fundar una ceca en Los Reyes.  Se indicaba, entre otras cosas, que una ceca en Lima significaría para la Corona un ingreso por derecho de señoreaje el cual se perdía ya que la plata producida en la región minera cercana a Lima salía del país en barras. Se argumentaba también que una casa de moneda en la capital no competiría con la de Potosí ya que ésta se nutría de las pastas producidas en sus alrededores de donde sería caro transportarla hasta Lima, y la nueva ceca se alimentaría en forma natural de su entorno de donde, a su vez, era antieconómico remitirla a Las Charcas.   

            

            Alva de Liste, en carta a Su Majestad fechada el 13 de setiembre de 1659, comentó las razones de la fundación de la nueva ceca en los siguientes términos:

 

"... la falsedad de la moneda y lo que se carecía de ello en todo el reino; cuya calamidad hizo preciso el consumo de la estaba falta de ley.  Y no menos inexcusable el formar casa de moneda en Lima, como lo determiné, habiéndolo pedido la ciudad y el comercio, y teniéndolo por necesario todos los ministros con quien consulté esta resolución." [2]

 

         En la sesión del Cabildo de la ciudad del 10 de diciembre de 1658, se presentaron cuatro personas nombradas por el virrey para ocupar los cargos de la nueva ceca.  El primero fue Juan de Figueroa, regidor de Lima, encargado de la Tesorería.  Figueroa tuvo que mostrar el nombramiento de tesorero y jurar el cargo ante los cabildantes.  En el texto del Acta de Cabildo se indica que el cargo era para "la casa de moneda que se ha de fundar en esta ciudad en que Su Magestad provee y manda dicha cosa." [3]

 

         El nombramiento del tesorero especifica que éste está obligado a entregar una fianza, para lo cual Figueroa presentó a Tomás de Artiaga como fiador. Además aclara el nombramiento que debía dar cuenta de toda
la plata que se le entregase, la cual debía volver a entregar a quienes perteneciere una vez que ya hubiese sido acuñada según las leyes, Reales Cédulas y ordenanzas existentes sobre el particular.

 

         El segundo en presentarse en la sesión del 10 de diciembre, fue e doctor Juan Ochoa Salmerón con el título de Alcalde Mayor de la ceca, seguido por Juan Rus, quien fue recibido por escribano de la fábrica.  Ninguno de estos dos tuvo que dejar fianza, cosa que si hizo el Guarda Juan de Uscathegui.  Cuatro días más tarde, en la sesión del 14 de diciembre, fueron recibidos el capitán Antonio de Heredia Azcano y Juan de Rivera Román, quienes hicieron su juramento tras lo que se asentó en el cabildo sus nombramientos como guardas.  Toribio Medina fue el primero en anotar el nombre del ensayador  Francisco de Villegas, cuya "V" aparece en las monedas de esta ceca de corta vida. 

 

PERSONAL DE LA CECA LIMEÑA (1659-1660)

 

Tesorero

Juan de Figueroa

Ensayador

Francisco de Villegas

Escribanos

Juan Gallinato

 

Juan de Rus

Guarda Mayores

Antonio de Heredia

 

Juan de Uscáthegui

Maestro de Balanza

Pedro González

Fundidor/Blanqueador

Miguel de Trujillo

 

Domingo de Alcorta

Tallador

Francisco Zamorano (o Martínez Zamorano)

Alcalde Mayor

Juan Ochoa de Salmerón

 

Salvador de Herrera

 

Estacio Escudero

 

Francisco Julián Cárdenas

Monederos

Pedro Rafael Núñez

 

Pedro de Egurvide

 

Antonio Baquero

 

Francisco de Cruces

 

Fernando Alonzo

 

Lope Fernández de Barrios

 

Juan Martín Rosado (o Martínez Rosado)

 

Pedro de Torres (o Francisco de Torres)

 

Francisco García Muñoz

 

Lorenzo Martín Gordillo.

Mercaderes de Plata

Francisco de Elduayen

 

Tomás Arteaga

 

J. Pando

 

Pedro de Inostroza [4]

 

         El 21 de enero de 1659 el tesorero Juan de Figueroa efectuó la primera libranza de reales producida en la hornaza del capataz Herrera con los 3677 marcos en barras de distintas leyes que había introducido en la flamante ceca el mercader Francisco Elduayen el 10 de setiembre anterior. [5]

 

         Antes de transcurrido un mes de la primera libranza, en la sesión de Cabildo del 14 de febrero, se trató sobre los comisarios que se debían nombrar para la casa de moneda que "nuebamente se ha hecho en esta ciudad en conformidad de lo que las leies reales disponen." [6]  Los cabildantes se informaron y pidieron autorización al virrey antes de efectuar los nombramientos, y cuando estos fueron finalmente hechos, recayeron en el capitán Antonio Bravo de Lagunas quien era alcalde ordinario de la ciudad, y en los regidores Nicolás Flores y Antonio Laso de la Vega.

 

         Las acuñaciones de oro en la ceca se iniciaron recién el segundo semestre del año.  El 10 de setiembre, Francisco de Villegas, cumpliendo una orden del virrey, retiró unos tejos de oro y los ingresó a la ceca para con ellos hacer moneda.  El mismo día el mercader Juan Pando, y en los siguientes los mercaderes Pando, Elduayen Arteaga y López Vélez hicieron lo mismo de tal manera que el 25 de setiembre de 1659 se libró la primera partida de escudos como sigue:

 

"En la casa de la Ciudad de los Reyes, a veinticinco días del mes de setiembre de mil seiscientos cincuenta y nueve años, Francisco de Villegas, Ensayador Mayor de este Reyno y de esta casa, recibió del tesorero Juan de Figueroa 117 marcos 5 onzas 3 adarmes de oro en mil doblones de a ocho ensayados por el dicho Francisco de Villegas y librados por Juan de Uzcáthegui, guarda, que proceden de 73 barretoncillos de oro quintados de diferentes leyes que pesaron 140 marcos 6 onzas 3 quartas y se remacharon en diez de setiembre de este presente año y porque lo recibió a cuenta de la dicha partida en mi presencia y de los testigos que iban declarados, lo firmó de que doy fe.  Testigos Juan Pando, Thomas de Arteaga.  Los trajo por orden de su excelencia.  Fecha ut supra.  Francisco de Villegas." [7]

         

         Ese primer lote de mil piezas de ocho escudos fue íntegramente remitido a Madrid, siendo las posteriores entregadas directamente a los mercaderes de la ceca.  El historiador Carlos Lazo García ha establecido que el total de piezas de oro libradas desde el 25 de setiembre de 1659 hasta el 9 de abril siguiente fue de 2,463 onzas y de solo 16 de piezas de un Escudo. [8]

 

         Sabemos por carta del virrey del 13 de setiembre de 1659 que la nueva fábrica marchaba muy bien.  En la misiva le comenta Alva de Liste al Soberano que:

 

".... el recelo que nos quedó de si sería inconveniente nos lo ha asegurado la experiencia, pues se reconocen las conveniencias de valer hoy las barras a ciento y cuarenta y dos los cien pesos ensayados que antes valían a ciento y treinta y cinco y menos con que se desvanece el abuso de haber hecho trato y granjería de dar los reales a trueco de barras por menos del justo valor que hoy tienen." [9]

 

         José Toribio Medina en su obra sobre moneda hispanoamericana ya citada varias veces, dice, sin mencionar la fuente que el 13 de setiembre de 1659 la ceca limeña había ya producido más de millón y medio de  pesos. [10] 

 

            El tipo de moneda producido en el casi año y dos meses de operación de la ceca es el de la cruz potenzada en el anverso y las columnas de Hércules al reverso según lo dispuesto en la Real Cédula del 17 de febrero de 1651 cuando se cambiaron los cuños.  Si el anverso es de cruz potenzada con leones y castillos ocupando los cuatro cuarteles como en sus coetáneas potosinas, el reverso, aunque con los elementos básicos de la altoperuana de columnas y ondas marinas, es de hechura bastante tosca.  Entre las columnas aparece el valor, la fecha y la sigla "V" del ensayador Villegas.  Lleva además una estrella de Belén de cinco u ocho puntas, símbolo de la Ciudad de los Reyes y el nombre de la ciudad "LIMA" completo o abreviado "L.M." [11] 

 

         Aunque son escasas las monedas de la época de la ceca ilegal de lima, se conocen piezas de plata de todos los valores desde uno a ocho reales de 1659 y es probable que al año siguiente también se acuñase la serie completa aunque hasta hoy no se ha encontrado ninguna de dos reales correspondiente a esa fecha.  De las piezas de oro se conocen dos de onzas u ocho escudos, correspondiendo una a cada año de acuñación. 

 

         Hasta hace poco las piezas de oro de Alva de Liste eran consideradas una fantasía. Medina las había mencionado en 1919 y posteriormente Tomas Dasi en su "Estudio de los Reales de a Ocho" incluyó una impronta de una pieza limeña de ocho escudos fechada en 1659.  La mala calidad de la impronta y la inexistencia de piezas conocidas hizo pensar a los estudiosos del asunto que se trataba de un error.  Más adelante Humberto Burzio la incluye en 1958 en su diccionario y en 1962 el estudio de López Chávez e Irriarte la catalogan, omitiéndola en la segunda edición.  Así, la duda quedó por casi treinta años hasta que el investigador del Museo Numismático del Banco Central de Reserva del Perú, Doctor Carlos Lazo García descubrió en los fondos del Archivo Nacional en Lima la documentación completa sobre la acuñación de oro de 1659 y 1660.

 

         La existencia física de las onzas seguía siendo esquiva aún después del descubrimiento de Lazo García, aunque este investigador indicaba que:

 

"...en el expediente de realizado al momento de la reapertura de la Casa de Moneda de Lima en 1683, se comenta que en inventario realizado el 16 de octubre de ese año de lo que había en la caja de tres llaves conservada de la ceca de Alva de Liste se encontraron dos doblones de 8 escudos con sus certificados firmados por el ensayador Villegas, y que por su originalidad fueron entregados al duque de la Palata, que era en ese momento virrey del Perú." [12]

 

         En 1992 pude constatar y autenticar la existencia de dos piezas de onzas de Alva de Liste en el museo numismático del Banco de España en Madrid.  Las piezas eran de años diferentes, es decir una de cada año de acuñación. Dada la rareza de las piezas y la incertidumbre de su autenticidad antes del descubrimiento de Lazo García, las dos piezas del Banco de Madrid estaban clasificadas como de "autenticidad dudosa".  Tras un breve análisis de estilo y acuñación quedó claro que eran auténticas.  Quizás sea aventurado mencionarlo pero no puedo dejar de pensar que estas dos piezas, únicas conocidas, sean las mismas encontradas en la caja de tres llaves en 1684 que fueron luego entregadas al virrey quien posiblemente las envió a las oficinas de la Real Hacienda en la península.[13]

 

         Ni los argumentos del virrey ni los de la Audiencia fueron suficientes para convencer a Felipe IV de la necesidad de establecer la ceca en Lima, por lo que, aconsejado por alguien que, según anota el virrey Alva de Liste en su Relación de Gobierno,  "Llevado de fines particulares informó que no convenía la hubiese," decidió por su inmediata clausura.  Sobre el cierre de la ceca Medina nos informa lo siguiente:

 

"La existencia de esa nueva Casa fue, como lo había sido la primera, de muy efímera duración, pues por Real Cédula de 23 de agosto de 1659 se mandó que ' luego luego' se cerrase, sin embargo de los motivos y razones que obligaron a fundarla.  En conformidad a tan apretadas órdenes, el conde de Alva lo dispuso así por decreto del 8 de abril de 1660, mandando se 'cerrase luego la dicha casa de moneda  irremisiblemente, sin admitir réplica ni contradicción alguna, y se notifique a los ministros y oficiales della que no continúen sus oficios, ni hagan labores algunas, pena de la vida y perdimiento de bienes.'  Y en su cumplimiento fueron los troqueles echándose en el fuego, 'y como se iban haciendo brasas, se iban sacando uno por uno y se remacharon'; se recogieron las herramientas, las ordenanzas, libros de entradas y salidas; se cerró la caja de tres llaves, que se pasó al edificio de las Reales Cajas, con lo que se concluyeron las diligencias el día 13 de abril de ese año 1660." [14] 

    

          Alva de Liste, al tratar de la ceca limeña en su Relación de Gobierno, insiste en su posición y afirma que mal puede sostenerse que como virrey no estaba autorizado a dar este paso cuando "el poder general que se da a los virreyes es el mismo que el alter ego." [15]

 

         Efectivamente, como indica Medina, tan pronto como llegó la Cédula desautorizando la nueva ceca, Alva de Liste dio las órdenes para su inmediata clausura con gran desasosiego por parte del Cabildo y los comerciantes de la ciudad para quienes, como para el propio virrey, era evidente la ventaja y conveniencia de que ésta siguiese funcionando.  El 30 de mayo de 1660, preocupado el virrey en informar a su Soberano sobre la acción tomada por él luego de recibir la orden de cierre de la ceca, le escribe:

 

"Señor, luego que recibí la Cédula del 23 de agosto del año pasado de mil y seiscientos y cincuenta y nueve en que manda V.M. haga cerrar la Casa de Moneda que con parecer de Junta General de Hacienda se fundó en esta ciudad a pedimento del Cabildo y Consulado, se puso en ejecución en la forma que consta de los testimonios inclusos y se executó sin dar noticia del orden de V.M. a los Ministros de la Junta, porque la prontitud de mi obediencia no dio lugar al arbitrio, ni a los inconvenientes que de su execución pudieran representar." [16]

 

         El Cabildo de la ciudad, sin embargo, no aceptó tan fácilmente la orden Real sobre el cierre de la ceca y, aunque nada podían hacer contra la decisión del monarca, asentaron en el acta del 9 de abril de 1660 el testimonio de la inconformidad y preocupación que los embargó al conocer tan desagradable noticia.

 

"En este Cabildo, el dicho don Joseph Delgadillo de Soto Mayor, Alcalde Ordinario, propuso la causa referida en la dicha convocatoria por parte de la conferencia que combenía hacer en este Cabildo sobre los inconbenientes que pudiesen resultar, en perjuicio del bien común desta República y de su comercio, de la pronta execución de su excelencia el Señor Conde Alva de Liste a dado a una Real Cédula de Su Magestad que se dice ha recibido en este Cabildo, ha entendido primero la obediencia y cumplimiento de su tenor de la dicha Real Cédula, por tener entendidos que está mandado cerrar la casa de la moneda desta ciudad y recoger los sellos, y porque este Cabildo de ninguna se puede escusar de la representación de los inconbenientes que pueden resultar de lo dicho al comercio y tratos desta ciudad i los demás correspondientes al reino en que la falta de reales hubo en gran descomodidad a todos los vecinos, faltándoles aún con que comprar lo necesario para su sustente, sobrando muchas barras de muy buena plata, lei y peso, que hubieron tan baxo su balor que no había quien los pusiese en el más bajo precio que han tenido, y subiendo el de la moneda de suerte que se rescataba a tres y cuatro pesos por ciento, que fueron los motivo de la súplica que este Cabildo hizo de la fundación de la de casa de moneda, y oy, con solo la bos de averse tratado de cerrar la dicha casa de moneda, ya no parecen reales y se reconoce la falta dellos y con el mismo recelo sobran las barra y están en el mismo descrédito que al tiempo que se hizo la súplica y la baxa es de tres y cuatro por ciento que es el efecto que resulta de la falta de reales en que está el perjuicio del común, pues las barras no suplen por reales ni es moneda corriente ni la admiten ninguno de los que venden los jéneros necesarios para el sustento sintiéndolo más los pobres, respecto de los cuales súbito que con toda la modestia y rendimiento que este Cabildo acostumbra quando más breve ser pudiera, haga súplica a Su Magestad y a Su Excelencia  en su Real nombre representa, los inconbenientes referidos y los demás que ofrece la experiencia para que sobresea la execución de la orden que hubiere de los referido en tanto que propuestos los inconbenientes de cerrar la dicha casa de moneda y la conbeniencia y las utilidades de que corra la que está fundada y su labor, Su Magestad mande lo que más servicio fuere y que se nombren comisarios deste Cabildo que fueren convenientes con toda brevedad y que baia persona desde Cabildo por Procurador General a España..." [17]

 

            El 22 de mayo siguiente el Cabildo fue convocado para que aprobase un "memorial y súplica" hecho por los abogados Thomas de Avendaño y Pedro de Cárdenas y Arbeto sobre la ceca, el cual, una vez pasado en limpio, debía ser firmado por los alcaldes y capitulares.  El texto fue aprobado y se procedió a la firma el cinco de junio siguiente, quedando así expedito para ser presentado al virrey. [18]      

 

         Al conocer el virrey el texto del memorial pidió se hiciesen copias de todo el expediente reunido sobre el asunto y lo envió a Felipe IV para su conocimiento y decisión.  En su relación de gobierno, Alva de Liste recomendó a su sucesor esperar una respuesta del rey a los argumentos expuestos en favor de la ceca para recién entonces saber "lo que es bien se observe en lo adelante" ya que en lo que a él le tocó hacer,  "se suplicó la falta de reales que había en Lima y después que se quitó la Casa de Moneda se vuelven a experimentar los daños que obligaron a ponerla." [19]

 

         Al terminar el gobierno de Alva de Liste se le hizo el consabido juicio de residencia, siendo el juez encargado de la causa por nombramiento del consejo y del rey, don Juan de Retuerta.  De los catorce cargos que se le hicieron  al virrey, el decimoprimero de ellos especificaba "que restableció en Lima la Casa de Moneda sin Real Licencia." [20]

 

         El 16 de mayo de 1662 Retuerta dictó sentencia terminando así su parte del trabajo, y remitió para decisión del consejo lo concerniente a los cargos once y doce.  Finalmente el 19 de febrero de 1665 el consejo dictó las sentencias definitivas, y sobre el cargo de la moneda determinó que:

 

"…en cuanto al cargo once, sobre que estando dispuesto por derecho que fundar casa de moneda es de la suprema regalía, sin que se pueda fabricar sin especial licencia de S.M., y por cédula del 26 de setiembre de 1660, siendo esto así, el Conde de Alva fundó la casa de moneda con acuerdo de la Real Audiencia, alcaldes del crimen, contadores del Tribunal de Cuentas y oficiales reales, absolvemos y damos por libre al Conde de Alva de lo contenido en dicho cargo." [21]

 

         Termina esta relación sobre la ilegal ceca limeña con las sentidas palabras dejadas por Alva de Liste a su reemplazante, asegurándole que "nunca habrá sido de perjuicio lo que yo obré." [22] 

 

 

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[1].- L.C.L.  Libro 26 que comienza en el año 1655 y termina en 1659,  Sección del 8 de agosto de 1658. Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima Metropolitana.

[2].- Medina, J.T.  1919. Ob cit. p.160.

[3].- Ibid.

[4].- Lazo García, Carlos. Las primeras acuñaciones de oro de la ceca de Lima. Cuadernos de Historia Numismática. N° 1. Banco Central de Reserva del Perú. Lima, 1990. p.4.

[5].- Lazo García,  Carlos. Ob cit.

[6].-L.C.L.  26.   10 febrero 1659. p.217.

[7].- A.G.N. Lima. Libro de las cartas de pago.  Año de 1659.  Sección Casa de Moneda CM. 058 fol. 52. Carta de pago. Citado y trascrito por Laso (ob. cit.)

[8].- Lazo García, Carlos. Ob. cit.

[9].- Medina, J.T. Santiago 1919. Ob cit. p.161  Esta carta es copiada íntegramente por Medina e incluye su antigua numeración del A.G.I. 70.2.21.

[10].- Ibid. p.160.

[11].- Burzio, Humberto.  Santiago, 1958. T.2 p.313.

[12].- Lazo García, Carlos. Ob. cit.

[13].- Dargent Chamot, Eduardo.  Las onzas limeñas del virrey Alva de Liste.  Crónica Numismática (revista). N° 28. Madrid junio 1992. p.41.  La impronta publicada por Dasi corresponde a una pieza de 1659 que podría ser la misma que existe en el Banco de España en Madrid.

[14].- Medina J.T. Santiago, 1919. p161.

[15].- Lorente, Sebastián. (editor) Relación que hace el conde de Alva del estado del Perú al Excelentísimo señor conde de Santisteban, su sucesor en los cargos de virrey de estos reinos. En: Relación de los virreyes y Audiencias que han gobernado el Perú.  Madrid, 1871. 3 tomos. Tomo 2 punto 32. p.164.

[16].- Medina J.T. Ob. cit.   p.161-162.

[17].- L.C.L. Libro 27. Sección del 9 de abril de 1660. folio 374.

[18].- Ibid. Secciones del 22 de mayo y del 5 de junio de 1660.

[19].- Relación de Gobierno del Conde Alva de Liste. Ob. cit. punto 32. p.164.

[20].-Mendiburu, Manuel de. Diccionario histórico biográfico del Perú. 2da edic. Tomo VI, Lima 1931. p.232

[21].- A.G.I.  Escribanía 1196.  Trascrito en: Los virreyes españoles en América durante el gobierno de la Casa de Austria: Perú.  Edición de Lewis Hanke.  Madrid, 1979. Tomo IV. p.139.

[22].- Relación de Gobierno de Alva de Liste a su Sucesor. Ob. cit.